En el Litoral de Las Artes y La Poesía -litoral central de Chile-, pasando la tarde por la casa de Nicanor Parra, en el balneario de Las Cruces, especialmente pasando agosto, a veces se escuchan matemáticos “Cachureos, ecopoemas, guatapiques, últimas prédicas” y una sonrisa de la Violeta Parra.

Por Marcel Socías Montofré

Casa de Nicanor Parra
Marcel Socías

También -bajando a lo más profundo de Las Cruces-, sin “embutido de ángel y bestia”, más libre de cuerpo, se aparece cantando el fantasma de la Violeta Parra.

Todavía canta “Gracias a la Vida”. La Violeta. Como todo en Las Cruces. El balneario del anti-poeta Nicanor Parra, que murió a los 103 años luego de recibir el Premio Cervantes.

Casa de Nicanor Parra
Marcel Socías

Después don Nicanor -sospecho buscando algo más profundo en el lenguaje y la existencia- se cambió de Miguel de Cervantes a Shakespeare. Para hacer las mismas preguntas. Para traducir a Hamlet y luego retirarse en su casa de Las Cruces para seguir el ejemplo de J. D. Salinger.

“El guardián entre el centeno”.

Como en la imagen. Una de las pocas fotografías de la Violeta Parra sonriendo. Entrando al mar.

Casa de Nicanor Parra
Marcel Socías

Para dar “Gracias a la Vida”. Por la sonrisa. Un hermoso “artefacto de la Naturaleza”, como diría el vecino Nicanor. Que también tenía el corazón Parra y era hermano de la Violeta. Vecino de muchos. Don Nica. Dejó casa y raíces aquí en Las Cruces. Pequeño y feliz balneario de invierno donde por estos días pasa agosto. A veces despeja y sale un poco de sol.

La Violeta Parra dejó su sonrisa.