“Los Años del Cóndor. Operaciones internacionales de asesinato en el Cono Sur”, se titula el nuevo libro del destacado periodista estadounidense John Dinges, una versión definitiva de la investigación original de 2004 sobre la alianza de los servicios de inteligencia de las dictaduras sudamericanas de mediados de los setenta.

“Descubrí la existencia de la Operación Cóndor por una entrevista con un agente del FBI, uno de los agentes que había descubierto la responsabilidad del gobierno de Chile en el asesinato en Washington en septiembre de 1976 de Orlando Letelier”, recuerda el autor en diálogo con BioBioChile.

“Cóndor fue, según este agente del FBI, una alianza para mandar equipos de asesinatos fuera de las fronteras de los países de las dictaduras sudamericanas. Una cosa nunca antes hecha en América Latina”, agrega el reportero, quien en 2017 recibió la Orden de Bernardo O’Higgins por su aporte “a la lucha por la restauración de la democracia en Chile”.

La Operación Cóndor, detalla la investigación, fue un esfuerzo conjunto, inédito y oculto de 8 regímenes latinoamericanos liderados por Chile y Argentina en 1975, fruto de una reunión pactada en Santiago de Chile por Manuel Contreras, por ese entonces director de la Dirección Nacional de Inteligencia (Dina).

En su cometido, dichos servicios llevaron a cabo operaciones, secuestros, asesinatos, torturas y otros crímenes políticos en países del cono sur, Norteamérica y Europa; estos últimos detallados por primera vez en el libro de Dinges.

Aquí, el periodista ahonda en el rol “pasivo” de la CIA y del gobierno estadounidense en estos crímenes, donde no intervinieron directamente a pesar del conocimiento que tenían sobre los intereses de “Cóndor”.

Los alcances de dicha omisión se hicieron evidentes con el asesinato del excanciller Orlando Letelier en el corazón de Washington D.C; el acto de terrorismo extranjero más grave cometido en suelo estadounidense hasta los acontecimientos del 11 de septiembre de 2001.

(R): ¿Cómo y cuándo la sociedad chilena se entera de la Operación Cóndor como tal?

(R): Fue por gotas. La existencia se descubrió por el FBI en 1979 con una filtración a un diario, en que no mencionaron el nombre Cóndor pero describieron lo que yo ya sé, que fue un documento del FBI de una reunión en Argentina una semana después del asesinato de Letelier. En esa reunión, agentes argentinos revelaron al FBI la existencia de Cóndor, que tenía 3 fases. O sea, información, operaciones conjuntas y operaciones fuera de América Latina. El FBI pensaba correctamente que eso tenía que ver con el asesinato en Washigton. Esa fue la primera gota, muy incompleta.

Mi fuente, el mismo agente del FBI, fue una fuente mía: hablé con él decenas de horas y él me reveló la reunión de noviembre de 1975 en Chile, donde los países del Cono Sur se reunieron para formar lo que ellos llamaron Operación Cóndor en honor al ave nacional de Chile. Y eso fue lo que yo revelé en el primer libro”.

(P): ¿Cuáles fueron los antecedentes que lo llevaron a actualizar esta investigación?

(R): La tarea de ese primer libro fue probar la existencia de Cóndor, porque la derecha, los militares, incluso algunos en Estados Unidos, negaron la existencia de la alianza o lo minimizaron: dijeron que era un intercambio inocuo de inteligencia. Entonces tuve que probar con evidencias, con hechos objetivos que sí existía, que sí era una cosa inédita en América Latina, nunca antes vista. Y que habían matado y desaparecido a centenares de personas, entre los más importantes líderes de la oposición de los militares, y también a los líderes de los movimientos guerrilleros del momento. Y bueno, ¿por qué ahora? Porque en el 2016 y el 2019 hubo acontecimientos muy importantes. Como los juicios en Chile y Argentina, y también otro juicio en Italia que acaba de terminar.

Esos juicios lograron tener testimonios e informes, documentos de los mismos militares. Por primera vez pudimos explicar lo que pasaba, ver el funcionamiento de Operación Cóndor y más allá de Cóndor, la represión internacional en el Cono Sur desde el punto de vista de los militares mismos. Entonces, hubo tanta información nueva que decidí con mi editorial, Random House, hacer más que una nueva edición, un nuevo libro ampliado, muy extenso, con lo que yo considero la investigación definitiva que se puede dar sobre la represión internacional que se conoce como Cóndor.

De América a Europa

(P): Aquí usted comparte un catastro de las víctimas de la Operación Cóndor. En vista de los últimos antecedentes, ¿cuál ha sido su conclusión personal sobre este capítulo de la dictadura chilena en casi 40 años de investigación?

(R): Bueno, se puede decir que se está cerrando el círculo de evidencias sobre ese episodio tan terrible en la dictadura del sur. Podemos revelar el funcionamiento, eso es lo que hago en el libro, de las fuerzas de inteligencia en cada uno de los países y especialmente el funcionamiento del Comando Central de Operación Cóndor que funcionaba en Argentina, en la calle Billinghurst, sus lugares de detención de los prisioneros uruguayos, chilenos, paraguayos, bolivianos. Tengo los nombres de los agentes uruguayos y chilenos que participaron en el Comando Central de Cóndor. Todos esos detalles no fue posible conocerlos antes.

(P): Por primera vez se abordan las operaciones en Europa y otros países del extranjero…

(R): Uno de los hallazgos más importantes de mi libro, son esas operaciones en Europa. Lo que se llamaba Teseo, por la figura mítica griega que era en realidad un torturador: Teseo era un guerrillero que circulaba en la región que incluía a Grecia en esa época antigua, y torturaba y mataba a los enemigos del Estado. Entonces, los militares llamaron a sus operaciones en Europa Teseo, por ese guerrillero. Descubrí, y por primera vez puedo documentar, 21 operaciones entre Europa, Estados Unidos y México, todas de las alianzas represivas.

Y en esas 21 operaciones, el número de víctimas buscadas fueron 45. De eso no conocimos casi nada, antes se conocía una operación en Europa y la operación contra Letelier en Washington, y yo documenté 1, 2 o 3 operaciones más. Ahora son 21 operaciones en Europa, México y Estados Unidos, 45 víctimas pensadas, y lo más importante es que a través de las informaciones recogidas por ellos, la CIA informó a los gobiernos de Europa y ellos previnieron la mayoría de las operaciones que ya estaban en funcionamiento.

Ninguna en Europa tuvo éxito, con excepción de Roma contra Bernardo Leighton, que en rigor no era una operación Cóndor porque fue anterior a su creación, sino más bien una alianza entre Chile y fascistas italianos, terroristas italianos y cubanos.

(P): No ocurrió así en EE.UU con Letelier…

(R): En las operaciones en Estados Unidos, la más importante no fue prevenida por la CIA; no actuaron a tiempo. Lograron matar a uno de los enemigos principales de los militares, Orlando Letelier, el excanciller y exembajador de Chile en Estados Unidos (…). Pude contar las historias por los documentos nuevos que son tan completos que incluyen los nombres de las fuentes en muchos casos. Nunca en mi larga historia como investigador he visto nombres de fuentes en los documentos desclasificados.

Una serie estilo Narcos

(R): ¿Cree que existe un desconocimiento el publico general, en Chile, sobre los alcances que tuvo la “Operación Cóndor? ¿Cree que es necesario que surjan productos culturales (series de TV, largometrajes, documentales, etc) que ahonden en estas historias?

(R): Bueno, hubo varios productos, documentales, obras de ficción en la televisión chilena que tocaron ese tipo de temas, pero no específicamente Operación Cóndor. Yo creo que es cierto que el desconocimiento es más bien la realidad. El término Operación Cóndor se conoce mucho, pero si tú miras lo que dicen cuando hablan de Operación Cóndor, muchas veces están hablando de algo que no tiene nada que ver con Operación Cóndor.

Hablan de 60 mil personas muertas en Operación Cóndor. Y muchas veces hablan de Operación Cóndor y dicen que fue un invento de la CIA, que es otra cosa que no es verdad. Hablo mucho del papel de la CIA, de la complicidad de Estados Unidos en el libro, pero Cóndor fue reconocido por la CIA no como un invento. Cóndor es como un símbolo de todo lo mal que existía durante los gobiernos militares.

(P): Hay mucha confusión al respecto…

(R): Mucha, entre el público en general. La cultura tiene mucho que ver con eso. Ojalá que los productos culturales empiecen a fijarse mucho más en la realidad, en las investigaciones periodísticas como las mías, por ejemplo, que se basan rigurosamente en hechos, en documentación, entrevistas verdaderas, no en la imaginación creativa que a veces son importantes en la cultura (…). Cuando se trata de contar una historia tan importante para la política de la región y del país, es mucho más importante fijarse en más lo que fue realmente la historia basada en hechos. Puedo decir que estoy trabajando firmemente con un equipo de Hollywood y de Brasil en una serie de películas que ojalá lleváramos a Netflix o algún servicio streaming en los próximos años. Tenemos un proyecto de como 30 episodios basados en mi libro.

comillas
La Operación Cóndor es como un símbolo de todo lo mal que existía durante los gobiernos militares
- John Dinges

(P): ¿Todas basadas en “Los Años del Cóndor”?

(R): Basándose en este libro, sí. Porque hay muchas historias humanas contadas en este libro. Las últimas horas de personas como Alexei Jaccard, como Patricio Biedma, como Edgardo Enríquez, contadas por testigos que estuvieron con ellos presos antes morir. Esos detalles humanos, incluso de su convivencia con los prisioneros, puedo contar ahora, incluso con los detalles de cómo murieron y cómo fueron capturados, que logra convertir la historia en un drama humano y no es una acción militar. Y yo traté mucho de encontrar las historias de las personas, tanto de los militares como especialmente de las víctimas.

(P): ¿Ya están trabajando en los episodios? ¿En qué línea va esta serie?

(R): ¿Tú conoces la serie Narcos?

(P): Sí.

(R): Estamos pensando en algo como Narcos y tenemos cómo hacerlo, tenemos equipos creativos que son capaces de hacer una serie de esa calidad y de ese nivel de dramatismo.

(P): Este año se estrenó una película sobre el asesinato de Rodrigo Rojas de Negri, que hizo que mucha más gente conociera el caso, pero no tuvo la autorización de su madre…

(R): Claro, eso es un buen ejemplo, porque yo conocía a Rodrigo, él vivía en Washington de niño. Yo conozco a la Verónica (de Negri), su madre, conozco el caso muy bien. Y fue una, digamos, falta de respeto que hicieran esa película sin la participación de Verónica y su familia, pero también sabiendo que iba a salir el libro de Pascale Bonnefoy, que tiene la investigación sobre el caso y sobre quién era Rodrigo Rojas. No tomaron en cuenta ninguno de esos detalles. Como tengo entendido, la figura de Rodrigo en esa película es de ficción, o sea tiene muy poco que ver con la persona en realidad, con su compromiso con Chile, con su trabajo como fotógrafo.

La cultura reproduce la historia, pero tiene cierta obligación de reproducir la verdad de la historia, y no la verdad imaginada de los productores. Eso es muy importante para mí. Mi contribución a la historia es basada en hechos. No niego que hayan otras verdades creativas, pero para mí la historia debe fijarse primero en las verdades que se basan hechos reales, documentos y no sólo en la imaginación política o la imaginación creativa de los productores. Eso no es tan difícil.

“Los Años del Cóndor”