Su irreverente obra y rechazo a la poesía tradicionalista transformó a Parra en antagonista del trabajo de su colega chileno y premio Nobel de Literatura en 1971, Pablo Neruda, con quien tuvo una relación especial.

Durante la Guerra Fría, pese a ser considerado de izquierda, Nicanor Parra sorprendió a la intelectualidad de la época cuando aceptó una invitación a tomar el té de la esposa del ex mandatario estadounidense Richard Nixon.

Su osadía le valió ser vetado en la Feria del libro de La Habana y repudiado por los comunistas, alejándolo de Neruda, quien tuvo un papel activo en el gobierno de la Unidad Popular de Salvador Allende.

Con los años las diferencias se profundizaron con Neruda, quien vivió y fue sepultado a pocos kilómetros de la residencia en la que Parra pasó sus últimos días, en el balneario de Las Cruces, en la costa central chilena, donde el antipoeta vivió casi en el ostracismo y esquivando a la prensa.

En círculos intelectuales se comenta que incluso cuando el ganador del Nobel falleció, en 1973, a los pocos días del golpe de Estado que instaló la dictadura de Augusto Pinochet, la tercera esposa del vate Matilde Urrutia, impidió que Parra entrara al velorio.

“A contraposición de Neruda, que hablaba del pueblo, Nicanor habla como el pueblo”, graficó el escritor y crítico literario chileno Camilo Marks, sobre la diferencias que marcaron la poesía de Parra y Neruda.

También como rasgo diferenciador, Nicanor Parra mezcló la literatura y obras visuales, con montajes de gran impacto, como “El pago de Chile” (2006), una representación en la que aparecían ahorcados todos los presidentes del país.

Parra fue involuntario protagonista también de uno de los principales bochornos del presidente Sebastián Piñera, quien lo dio por muerto al inaugurar la feria del Libro de Santiago del año 2010.

Hasta antes de fallecer, el poeta seguía activo, escribiendo a diario en su residencia en Las Cruces, en un escritorio que miraba al Océano Pacífico, y paseando invierno y verano sobre las tranquilas calles de este pequeño balneario.

“Invierno y verano camina; maneja su auto Volkswagen, escribe mucho, y siempre es muy visitado. La vida del tío Nicanor esta abonada por la sencillez y la falta absoluta de farándula”, aseguraba su sobrina Isabel, sobre la rutina del escritor.