Claudia Apablaza escribe bien. Muy bien. Un manejo del lenguaje y su estructura que se agradece como lector. Porque fluye como en una conversación. Leerla es escucharla. Acercarse a la sonoridad de sus pensamientos y emociones. Casi como un latido. Como una delirante contracción…

Por Marcel Socías Montofré

Y es ahí donde se ubica el lector. Desde la primera página. Algo está por nacer. Algo que es energía escrita y bien redactada. Palabra por palabra. Búsqueda y obsesión que se trasmite y provoca vértigo, inquietud, ternura y muchas interrogantes. Dudas que poco a poco se van aclarando…

“El tema del embarazo apareció con fuerza en un par de horas. O sea, tampoco sé cómo fue exactamente, pero al día siguiente de que se me había mojado el computador y había perdido “El Cuaderno de la Gran Vía”, ya estaba escribiendo una novela acerca del deseo obsesivo y delirante de estar embarazada. Sí recuerdo que esa noche temí que me echaran de la residencia si es que no encontraba un tema que pudiese abordar en los 42 días que estaría ahí. Habían financiado mi viaje y mi estadía y debía responder con la escritura total de una novela”, explica y aclarar la propia autora.

“Pasaron los años -recuerda-. guardé el diario que escribí en Bogliasco, pensaba que estaba perfecto, que no le faltaba nada. Lo tomaba cada tanto y lo revisaba, se lo presentaba a editores, a todos les parecía demasiado enloquecido. Demasiado delirante. Le faltaba algo. Le faltaba un equilibrio, un punto de fuga..”.

Y luego avanza: “a los 2 años conocí a Jorge, al año nos casamos, viajamos, fuimos a vivir juntos. Quedé embarazada. No me costó nada. Al mes que lo decidimos, al mes quedé. Ahí comenzó la segunda etapa de la novela. La misma Ana, 4 años después, ya embarazada y a punto de parir, relee el diario de Bogliasco, hace apuntes, revisa su escritura, anota lo que es estar realmente embarazada. Relee y escribe. Así incluí esa segunda parte. Ana ya embarazada, a punto de parir, revisa lo que fue antes, lo que es ahora. La obsesión por el embarazo, luego el embarazo real”.

Sin duda, muy real. Porque el logro de Claudia Apablaza no sólo es narrar bien una historia, su historia, sino transmitir esa intensidad femenina del embarazo con tanta fuerza, delirio y desvelo que no sólo es comprensible para la sensibilidad de otra mujer que haya vivido la misma experiencia de crear y procrear. Sino también para todo hombre que se aproxime con empatía -en el más amplio sentido de la palabra- a la maternidad.

Leer para comprender. Como siempre, esa es la idea.

“Diario de quedar embarazada”
Claudia Apablaza
Ediciones B
Octubre de 2017