La nueva entrega del dúo creativo conformado por los directores norteamericanos Jonathan Dayto y Valerie Faris (“Pequeña Miss Sunshine”, 2006), recrea audiovisualmente el partido de tenis que el 20 de septiembre de 1973, en el Astrodome de Houston enfrentó a un retirado Bobby Riggs (campeón de Wimbledon y de Roland Garros a fines de los años ‘30) con la en ese entonces vigente y destacada jugadora Billie Jean King, quien a su vez fue una de las figuras claves en la lucha por la igualdad de géneros en el llamado deporte blanco.
Por Enrique Morales Lastra
“¿Por qué a la gente le fascina tanto la vida sexual de la otra gente? En parte es por el placer que se deriva de la fantasía. Los chismes de los periódicos son mucho más picantes si se refieren a un miembro de una familia real de donde sea, porque presumiblemente el decorado es más elegante. En parte, se debe a la primitiva y desagradable urgencia de castigar a los que se descarrían de la tribu. El sexo se define por características físicas y debe indicarse en los pasaportes. El amor está en la cabeza, es un estado de la mente”.
Patricia Highsmith, “Carol”
“La batalla de los sexos” (“Battle of the Sexes”, 2017) es un largometraje de ficción inspirado en un episodio noticioso y magazinesco, por no decir histórico, que fue bastante comentado y difundido cuando aconteció (septiembre de 1973), en un hecho que a los chilenos nos sorprendió desprevenidos, ignorantes e indiferentes, por encontrarse el país inmerso en trágicos conflictos de sobra relatados.
Esta película de época tiene dos aspectos de suma importancia al momento de enfrentar su análisis artístico y estético: el talento y la categoría interpretativa de sus roles protagónicos, y la calidad de la fotografía producida por la cámara a cargo de Linus Sandgren (uso adecuado del factor lumínico, ayudado por la realista dirección de arte de Alexander Wei).
Bobby Riggs (encarnado por el actor Steve Carell) y Billie Jean King (registrada por una sorprendente Emma Stone), recrean ese instante icónico de la cultura popular estadounidense (y mundial), con la convicción de estar jugándose verdaderamente el match point de sus trayectorias dramáticas. Recalcando, asimismo, el hecho de que ambos personajes, cuando enfrentaban dicha coyuntura, estaban ad portas de sufrir puntos de quiebres íntimos y de trascendentales separaciones afectivas, y en el caso de la reconocida jugadora de tenis femenino, de descubrir su genuina orientación en lo referido a sus gustos sexuales.
Sin ir más lejos, tanto Emma Stone como Steve Carell han obtenido nominaciones para los próximos Globos de Oro, debido a su desempeño actoral en esta cinta.
El libreto reproduce literariamente esas sensaciones anímicas y psicológicas en delicadas escenas de cuestionamientos internos, y de contacto amoroso entre los actores, mientras se apagan la luz escénica, y se revelan las necesidades “espirituales” de un par de deportistas exitosos en sus trayectorias profesionales, pero profundamente carentes en el ensanchamiento de las claves y en el alfabeto de su gramática sentimental.
La banda sonora inunda con música de época, el espacio diegético de la trama mientras los personajes se desplazan por el espacio urbano de su país, en las semanas y días previos a esa batalla de los sexos, como la definió originalmente la prensa de aquel año de gracia, a ese lance que disputaron un tenista ya cincuentón y retirado, ante el despliegue de una deportista en plena capacidad física y competitiva.
Otro ítem a resaltar es lo relativo a las técnicas de montaje utilizadas por el equipo realizador de la obra. Si bien éste echa mano en contadas oportunidades a material audiovisual de archivo o documental, referido a los episodios verídicos que se describen en el largometraje, cuando aquello se efectúa, a través de la estrategia narrativa escogida por el montajista en coordinación con los directores y el guionista, la historia se manifiesta sencilla y locuaz, en el relato de los detalles complejos, variados y numerosos, de los muchos informados y exhibidos que confluyen en esta pieza, cuando las secuencias cinematográficas se mueven y proyectan.
“La batalla de los sexos” también es un filme que se refiere a las segundas oportunidades y a los reencuentros de diversa índoles: familiares, de pareja, y en lo alusivo a la renovación de compromisos. También a los reconocimientos consigo mismo por parte de los protagonistas. Esos partidos primero con Margaret Court y luego ante Billie Jean King, le permitieron a Bobby Riggs renacer mediáticamente y le concedieron darse un breve respiro en pasajes biográficos ensombrecidos por su afición ludópata y los serios problemas conyugales que mantenía junto a su esposa.
A la tenista Billie Jean King, en cambio, su match con el veterano deportista la indujeron a seguir nuevos rumbos de afectividad personal y a conseguir un paso importante en su lucha por la igualdad de géneros en el tenis (reconocimientos, premios, viáticos y respeto), en un ambiente dominado y administrado casi exclusivamente por hombres.
El libreto de “La batalla de los sexos” lo escribió el escritor inglés Simon Beaufoy (“127 horas” y “Slumdog Millionaire”, entre otras).