Por Martín González Bravo

En los últimos días que estuve en la Patagonia, y en medio de un contratiempo que me había obligado a cancelar mi mochileo hacia Torres del Paine como destino final, decidí a regañadientes tomar un tour local de Coyhaique hacia la ribera del Lago General Carrera. Debido a problemas relacionados con la carpa y mi mochila (en mi paso por Cerro Castillo), accedí a dicho tour con la esperanza de poder obtener alguna buena toma de las míticas y famosas formaciones minerales conocidas como la catedral y capilla de mármol.

Había escuchado que era un destino algo complicado, sobre todo por el camino. Ciertamente en la Carretera Austral se torna difícil acceder al clásico “dedo”, especialmente cuando mochileros (como caravana) avanzan por la ruta tornando más difícil “la buena voluntad” del conductor casual. Sumado a eso, estaba presente el contratiempo que me había detenido, y el tour significaba el último gran gusto que podría tener antes de devolverme a Valparaíso. Viajar en tour, significaba poder acceder de forma más rápida a las imponentes vistas, texturas y colores que podría ofrecerme el paisaje mineral de las erosiones. Pero también, significaba perder la independencia de tomarme “todo el tiempo del mundo” para disfrutar del paisaje y a su vez lidiar con los gajes del fotógrafo: personas cruzándose en frente de la cámara, ruido, etc.

Aun así, logré en ciertos momentos escaparme del tumulto para poder concentrarme y encontrar esa imagen de vez en cuando, escondida en ciertos lugares.

Para hacer el recorrido en estas magníficas formaciones minerales de carbonato de calcio, pasamos en una lancha a cargo de un guía local, quien nos explicó que aquellas formaciones rocosas databan de miles de años, y cuyo particular atractivo se encontraba en la acción directa del agua sobre los escarpes costeros. De ahí que las formaciones tomaban el nombre de catedral, cuevas y capilla, debido a los túneles y pasadizos que estaban formados en la roca y que podían ser apreciados en el trayecto que duraba entre 30 y 45 minutos. Supe que antes estaba permitido bajarse de la lancha y bañarse junto a los monumentos, pero debido a problemas de conservación, ya no era posible.

Finalmente pude fotografiar, no exento de dificultades, parte de la capilla de mármol y las texturas de algunos pasadizos, y si bien el viaje estuvo algo ajetreado con más personas, y rompía un poco mi opción personal del viaje en solitario. Ya había saciado mi capricho de capturar aquel destino muy famoso y concurrido por mochileros, viajeros y turistas.

Martín González Bravo | Capillas de Mármol
Martín González Bravo | Capillas de Mármol
Martín González Bravo | Capillas de Mármolq
Martín González Bravo | Capillas de Mármol
Martín González Bravo | Capillas de Mármol
Martín González Bravo | Capillas de Mármol
Martín González Bravo | Capillas de Mármol
Martín González Bravo | Capillas de Mármol
Martín González Bravo | Capillas de Mármol
Martín González Bravo | Capillas de Mármol

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