El Instituto Italiano de Cultura inaugura De un país sin nombre, una exposición de Francisca Yañez sobre la niñez, el exilio y el drama que se origina por la forzada falta de un lugar propio en el mundo.

El próximo 10 de agosto a las 20.30 hrs se inaugura en el Instituto Italiano de Cultura de Santiago (Triana 843, Providencia) la exposición De un país sin nombre. La muestra quedará abierta hasta el día 8 de septiembre 2016 (Lun-Jue: 10.00-19.30, Vie: 10.00-16.00. Sab: 10.00-13.00).

Francisca Yañez, bajo la curadoria de Varinia Brodsky, protagoniza una nueva etapa de Incontri1, el proyecto expositivo anual del IIC Santiago que relata -tras cinco diferentes exhibiciones- los diálogos y desplazamientos transoceánicos entre Italia y Chile. Así la muestra De un país sin nombre se configura como una reflexión creativa acerca de la vida de los niños refugiados: los de ayer que, tal y como hizo Francisca, tuvieron que dejar Chile y marcharse a Europa (muchos pasaron por Italia) por el Golpe Militar, y los de hoy que todavía en varias partes del globo siguen sufriendo la misma tragedia: verse obligados a abandonar sus hogares junto con sus ingenuas certezas infantiles para enfrentarse a una realidad caracterizada por exclusión, marginación y xenofobia.

“El 18 de enero de 1974, cuando mi padre fue expulsado del país, tomamos un vuelo desde Santiago de Chile a Alemania. Como equipaje de mano mi madre me dio una maleta pequeña, de plástico, para que guardara lo que quisiera llevar conmigo. La llené con lo que a los dos años y medio era mi pertenencia más importante: las figuritas de papel que coleccionaba. En el aeropuerto nos escoltaron militares armados hasta el avión y la indicación era abordar rápido. Al subir la escalera, no sé si por una ráfaga de viento o porque la dejé caer, la maleta se abrió y las figuritas salieron volando. Cuando me di vuelta, mis padres y mi hermano bajaban la escalera y comenzaron a recuperar todas las figuras que pudieron y las guardaron de vuelta en la maleta. Conservé esas figuras mucho tiempo, en todos los desplazamientos que vinieron por los siguientes 17 años con status de refugiada otorgado por ACNUR. Mi padre mantuvo la prohibición de entrar al país hasta que en 1988 se decretó el fin del exilio en mi país y desde entonces sigo yendo y viniendo, buscando mi lugar en el mundo”, comenta la artista Francisca Yañez.

Pues aquella premisa teórica que está a la base de Incontri1, es decir los diálogos y desplazamientos transoceánicos entre Italia y Chile, se reafirma en De un país sin nombre a través de la experiencia personal de la artista protagonista: Francisca Yañez, ayer niña y refugiada en numerosos países europeos, hoy libre mujer aún en búsqueda de su propia identidad. Es así que, para la artista, se configura una condición de perene desplazamiento físico y emocional que, a raíz del trauma vivido, parece no tener un claro destino. Francisca sigue reflejando hoy en día la imagen de esta trágica condición; razón por la cual su compromiso artístico, profesional y emocional está completamente dirigido hacia apoyar aquellos que padecen el mismo drama.

De un país sin nombre trasciende la experiencia personal de la artista, proponiendo un recado universal de las vivencias de los inmigrantes a lo largo del tiempo. Condición ésta especialmente cercana a tantos italianos (entre ellos muchos niños) que en el siglo pasado emprendieron sombríos viajes hacía América enfrentando las mismas dificultades que conlleva el desarraigo forzado.

La muestra consiste en reunir y confrontar dos facetas de la experiencia de los refugiados: el de los desterrados y el de los que reciben, el de los que recuperan y se aferran a sus tesoros para seguir viviendo y el de aquellos que no lo consiguen. Hace visible la fragilidad del despojo y la ternura del que intenta recuperar los pedacitos de papel o, simplemente, extiende una mano para recibir. Francisca impartió los últimos talleres (Rifugiarsi nel mondo) en una escuela primaria en Italia (precisamente en Portomaggiore, pequeño pueblo cercano a Ferrara) con una gran población inmigrante integrándose a la comunidad: cada alumno tenía una experiencia cercana de migración, ya sea por guerras, futuro económico o familiar. En todos los talleres la conclusión fue que por cada ser humano obligado a partir, hay personas dispuestas a recibir con generosidad. Hay personas que se organizan para esperar a los niños con un abrigo, un juguete, un dulce o gestos minúsculos para devolverles su mundo.

Francisca Yáñez

Nació en Santiago de Chile en 1971. Creció en el exilio en diferentes países, entre Argentina, Alemania y Costa Rica. Su trabajo está fuertemente impregnado por esa experiencia de destierro en la infancia y la mezcla de culturas e influencias. Actualmente vive y trabaja en Santiago de Chile y, a la vez, es activa laboralmente también en Alemania (Región del Ruhr), donde participa regularmente en muestras y dictando talleres.

Ha transitado por distintas disciplinas: artes visuales, diseño gráfico y la ilustración de libros, aunque siempre busca visibilizar relatos y juntar figuritas de papel; hacer visibles las historias de los que hoy continúan desplazándose por el mundo. Ha ilustrado libros dedicados a los niños refugiados y realizado talleres de arte en escuelas de distintos países donde los alumnos tuvieron que imaginarse qué llevarían si tuvieran que abandonar rápidamente su país.

De un país sin nombre

Artista: Francisca Yáñez
Curadora: Varinia Brodsky
Disciplina: ilustración
Fechas: del 11 de agosto al 8 de septiembre
Inauguración: 10 de agosto, 20.30 hrs
Lugar: IIC Santiago (Triana 843, Providencia)
Entrada liberada