Por qué volvías cada verano conmueve, eriza la piel, abre la puerta que da a una pieza oscura, a un abismo, a una familia que se divide entre apoyar a la víctima, mirar para el lado o defender al victimario. Y un Estado que no pone la prioridad en la victima. Tampoco en el victimario. Se preocupa de su formalismo, de sus mecanismos burocráticos, ajeno, enajenado.

Este libro, sobre abusos sexuales y sus consecuencias, es una gran oportunidad para conocer de una situación concreta desde la víctima. Una oportunidad para tomar consciencia sobre un drama masivo que se tapa, se maquilla, se minimiza. Un libro que podría servir para develar, denunciar y cambiar estas zonas oscuras, de horror de nuestras sociedades.

Belén López Peiró (Buenos Aires, 1992) entrega en su primer libro un testimonio valiente, lúcido y desgarrador sobre su caso. Un caso de “abuso” sexual reiterado por parte de un tío cuando era menor de edad. Relata los hechos, las consecuencias en ella, la denuncia, los efectos en la familia y sus entornos.

Compuesto de una serie de textos breves que van dando las miradas de distintos actores involucrados, incluyendo los textos de la denuncia y declaraciones de testigos ante la justicia, Por qué volvías cada verano logra mostrar de manera vívida el caso.

Un caso que puede servir para mostrar muchos otros, que se repiten por muchas partes en el mundo. De ellos, creemos, pocos se denuncian y menos llegan a una “justicia” que, como escribe Belén López, repara poco.

Por qué volvías cada verano es un libro que atrapa, que jala hacia lugares oscuros, que dan miedo y asco, repulsivos. Es un texto que pone en su lugar el “abuso”, sus efectos y los entornos en que se produce.

“Es ponerle una etiqueta (abusadores) presentable a psicópatas que no solo se cojen a pibas por la fuerza o las desvirgan con sus dedos…” (pp 93)

Belén López va delineando a un personaje que muestra distintas caras -el familiar generoso, el policía respetado, el marido que golpeaba a su esposa, el tío cariñoso y un largo etcétera-, algunas aparentemente contradictorias. Pero logra un retrato coherente en sus dobleces.

“Te toca por la noche y a la mañana te sonríe, te trata como si fueses una reina.” (pp 81)

Y profundiza en la mente perversa, psicopática del abusador.

“Te lleva con él a todos lados, te muestra cono un diamante en bruto, pero puertas adentro te da masa, te rompe y te aplasta, te come como a un pedazo de carne que asó desde hace años en el patio de su casa.” (pp 81)

Sin embargo, la escritora no sólo es valiente al denunciar, sabiendo los altos riesgos y costos que eso implica. Además va mostrando a sus familiares, su entorno cercano, ese que debiera acogerla. Y también se mira y se expone ella misma.

“Porque primero son víctimas de él y después de ellas mismas: una vez que él acabó adentro, ya están listas para acabar con la mierda que les quedó, con su vida.” (pp 79)

Finalmente, Belén López muestra lo que, culturalmente, es indecible, inconfesable. Porque como bien dice uno de los personajes, ella se expone, se perjudica, se condena al rechazo al develar esos hechos. Porque pareciera que es ella la que debe sentir vergüenza, la que queda estigmatizada, más que el victimario. Al contar, ella es doblemente víctima.

Y muestra su rabia, su impotencia ante su familia y el sistema de justicia.

“Lo culpo a él por hijo de re mil puta, la culpo a mi tía por cómplice, los culpo a mis viejos por ausentes, a mi pediatra por no notar mi concha rebanada y también a mi abogado por pelotudo desalmado. Pero nada es suficiente.” (pp 86)

Por qué volvías cada verano es un libro necesario por el tema que aborda, por la forma que lo hace y por su escritura. Breve, precisa. No le sobra y pareciera que no le falta nada para denunciar y develar una realidad de la que tantos debieran tener consciencia.

Editorial Hueders (c)

Por qué volvías cada verano
Belén López Peiró

Editorial Hueders
Santiago de Chile, marzo de 2021