El poeta y sacerdote nicaragüense Ernesto Cardenal murió este domingo a los 95 años a causa de un paro cardíaco, tras ser hospitalizado por cansancio y problemas respiratorios derivados de una descompensación generalizada, informó su asistente.

“Murió hoy, se nos fue en paz absoluta, no sufrió dolor”, confirmó a la AFP Luz Marina Acosta, asistente desde hace más de 40 años de Cardenal, reconocido representante de la teología de la liberación y protagonista de la revolución sandinista.

Cardenal había sido ingresado hace dos días al hospital con dificultades para respirar, y el sábado sus órganos comenzaron a fallar poco a poco, dijo su asistente.

El célebre escritor de obras como “Hora Cero”, “El Evangelio de Solentiname” y “Oración por Marilyn Monroe y otros poemas”, había celebrado 95 años el 25 de enero, rodeado de su familia, con buena salud e inmerso en la creación de nuevas obras.

“Murió como un pajarito, se apagó poco a poco”, comentó Acosta, quien confió que el poeta dijo estar “listo” a las personas que estuvieron junto a él el sábado, antes de quedar inconsciente.

Poco después de su fallecimiento, el gobierno de Daniel Ortega decretó tres días de duelo nacional y anunció que “se sumará a las ceremonias de gratitud y despedida de este hermano nicaragüense” que hizo grandes aportes a la cultura.

Fue un hombre “bendecido con dones y merecimientos que han puesto en alto el nombre de Nicaragua, y su propio nombre, desde sus aportes a la cultura universal y a la liberación” de Nicaragua, destacó el gobierno en una carta firmada por Ortega y su esposa, la vicepresidenta Rosario Murillo.

Ortega y Cardenal fueron compañeros durante la lucha guerrillera del Frente Sandinista contra la dictadura somocista. Luego, Cardenal se distanció del líder sandinista por diferencias sobre la conducción política.

La escritora y poetisa nicaragüense Gioconda Belli también lo despidió, con un mensaje en el que dijo que Cardenal se fue “después de una vida de entrega a la poesía y a la lucha por la libertad y la justicia”.

Entre los últimos poemas de Cardenal están “Con las puertas cerradas” y “Lo visible y lo invisible”, que terminó de escribir la víspera de su cumpleaños.

El fallecimiento se produjo un año después de que el Papa Francisco le revocara la “suspensión a divinis” que le aplicó el fallecido Papa Juan Pablo II por su militancia política con la pasada revolución sandinista (1979-1990).