Campaña de fundación Aldea llama a no eliminar precipitadamente las intervenciones en edificios, monumentos y espacios públicos que va dejando este histórico movimiento social; y actuar bajo criterios de restauración contemporáneos que permitan poner en valor la memoria de estas manifestaciones.

El espacio público se ha convertido en una gran pizarra. Ciudades y pueblos, carreteras y caminos vecinales han sido escritos con los anhelos, rabias y propuestas para un nuevo país. Por esta razón, leamos, registremos y analicemos los mensajes asumiendo una visión crítica de cómo restaurar y conservar la memoria de este movimiento social, a través de los testimonios manifestados en nuestro territorio. Los humanos somos seres sensitivos y de memoria frágil: lo material nos ayuda a recordar y a no olvidar.

La multitud abigarrada en las calles, con sus cuerpos, sus palabras, cacerolas, latas de spray, banderas, lienzos y música, ha desplegado un contingente performático y visual que se apropio de los espacios públicos y sus representaciones. Ha interpelado a los edificios, a los monumentos y a la infraestructura institucional que actualmente representan la continuación de la desigualdad. Hoy la ciudad, más que nunca es un documento histórico, un archivo de registros sociales que debemos saber resguardar.

Como profesionales del patrimonio quedamos al servicio de pensar y desarrollar iniciativas para que conservemos, junto con los grupos que habitan la ciudad y sus diversos espacios, hitos de la memoria de octubre de 2019.

Fundación Aldea (c)
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Queremos evitar casos de intervenciones para el olvido, como lo fue la restauración de La Moneda luego del golpe de estado del 11 de septiembre de 1973. Hoy no existen en sus muros un testimonio material de su bombardeo. Todas las balas fueron tapadas, así como también se estucaron todas sus fachadas para no dejar rastros de lo acontecido.

Los entornos educan. Nuestros entornos hablan de quiénes somos, de nuestros procesos históricos y de cómo queremos proyectarnos y formar el escenario de las relaciones cotidianas. Sin embargo, desde la colonización española hemos adquirido la costumbre de borrar las huellas de la memoria social de nuestros territorios, especialmente aquella vinculada con la violencia en cualquiera de sus formas. El territorio y la ciudad son palimpsestos y nos pueden ayudar a la tarea que hoy empezamos que involucra reconocer y construir una sociedad de acuerdo a los intereses y anhelos de todos y todas.

Fundación Aldea (c)
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Para más información: www.somosaldea.org / info@somosaldea.org
Soledad Díaz de la Fuente, Directora Ejecutiva 14.169.099-k
Magdalena Novoa, Co directora 14.129.162
Lorenzo Berg, Presidente 7.362.753-2
Ivette Quezada, 20.110.861-6

FUNDACIÓN ALDEA