Los dogmas -una supuesta verdad incuestionable, revelada por la divinidad- son los soportes teológicos de las iglesias judeo-cristianas y de las derivadas ideológicas, éticas y prácticas que aplican a sus feligreses.

Por Leopoldo Pulgar Ibarra

Sin embargo, en el trascurso de la historia han surgido sublimes confrontaciones sobre Dios y el alma humana y, también, la pedestre lucha de pastores y sacerdotes por el poder económico que ayuda a que la manipulación dogmática y el temor que provocan sea más eficiente.

Que el Infierno existe como espacio real, físico y terrible, donde las llamas atormentan a los pecadores, es una antigua creencia, inoculada en lo más oculto del ser humano.

Esta idea se confronta en “Los cristianos”, obra del estadounidense Lucas Hnath, traducida por Bruce Gibbons, dirigida por Ana López Montaner.

La coproducción del Instituto Chileno Norteamericano y cia. Interdram que dirige Ana López Montaner (“Rocha”, “Nanas”, “El efecto”, “#malditos16”) llega a Chile con premios internacionales y funciones en importantes escenarios del mundo.

Cambio de dogma

Con la habilidad de los escritores de EE.UU. para desarrollar diálogos y establecer precisos puntos de clímax en el relato, el autor se concentra en el brusco cambio teológico que el pastor de una iglesia-empresa propone a sus feligreses.

Dice que el Infierno no existe, que es una metáfora bíblica sobre los tormentos de la vida diaria… además de valorar otras religiones y que no se requiere ser cristiano para la salvación del alma.

Gran golpe para una feligresía domesticada que, con su canto y baile, alaba a Dios en el templo, acostumbrada a organizar su vida con esas creencias y dividir a la gente entre buenos y malos.

El conflicto llega cuando un pastor fundamentalista lo contradice y condena,
formando su propia iglesia y llevándose a la congregación.

Una triste realidad que impacta las finanzas de la empresa-iglesia, acentuando los problemas del religioso innovador.

Los cristianos, foto de Dayán Feliú (c)
Los cristianos, foto de Dayán Feliú (c)

Cosas comunes

Aunque el ámbito de las creencias y la coacción para obtener dinero de la feligresía están presentes en las iglesias cristianas de todo el mundo, esta obra debe calar más en países como EE.UU, de mayoría protestante.

Allí están naturalizadas las acromegálicas iglesias-empresas, por lo que -al parecer- el conflicto fe-dinero no es tan palpitante, dando espacio a la discusión teológica que el autor recoge.

Distinta es la situación de Chile, aunque pastores y sacerdotes también utilizan calles y púlpitos para insuflar temor en los creyentes y apropiarse de la recaudación.

Sin embargo, las discusiones doctrinales asoman en el terreno social y político, crisis ética y confianza perdida, luego de las denuncias contra los abusos sexuales y la complicidad de las jerarquías.

En todo caso, “Los cristianos” alude a elementos comunes, como la condición de oradores consumados de los pastores, seductores con la palabra y la cita bíblica atemorizante.

Indirectamente, fustiga la imagen castigadora, vengativa y celosa de Dios, asociada al temor, recurso de manipulación y represión.

A la vez, la conducta del coro de música góspel le da al espectador la oportunidad de elaborar una posición crítica frente a cómo reacciona la gente confiada y deseosa de creer.

Lo mismo sucede cuando se involucra parcialmente al público en una votación y muestra aspectos del culto evangélico con sus bordes teatrales dramáticos.

Una obra entretenida, sencilla y clara en su exposición que aterriza un tema complicado, con Braulio Martínez y Gastón Salgado en una confrontación donde el clásico don de la palabra se convierte en el principal enemigo.

Sala Mori Bellavista
Constitución 183.
Hasta el 18 de agosto: domingo, 19.30 horas.
Desde el 23 de agosto al 1 de septiembre: viernes y sábado, 20.30; domingo: 19.30 horas.
Desde el 7 al 15 septiembre: sábado y domingo, 20.30 horas.
Entrada general, viernes y domingo $ 10.000; sábado $ 12.000.