El universo sonoro (voces, ruidos, música en vivo y grabada) organiza este montaje que tiene a Violeta Parra como ícono y referencia de la cia. MalaMadre, elenco que también aporta sus experiencias.

Javiera Núñez, Carla Romero y Jeannette Pualuan son artistas chilenas que están desarrollando sus carreras en México, trío que asumió un desafío adicional al estrenar en la capital azteca.

Un gavilán… no se sustenta en la biografía de Violeta: se construye como versión interpretativa de lo que a ellas les sugieren las informaciones recopiladas en archivos, cartas, canciones y testimonios.

En realidad, más que ordenar anécdotas, la obra busca subrayar su energía interna, la fuerza humana y artística que va acumulando y el empuje frente a las dificultades diarias que Violeta vivió en su extensa actividad cultural y creativa.

Y, quizás los más importante, el grupo quiere desentrañar el sentido que esa experiencia significó tanto en la vida y muerte de la gran folclorista e investigadora como para nuestro país.

Compañía MalaMadre (c)
Compañía MalaMadre (c)

Por lo mismo, la imagen del gavilán del título del montaje teatral adquiere mayor fuerza ya que no evoca sólo la composición de estructura moderna-culta de raíz folclórica para ballet de Violeta que quedó en proyecto.

El gavilán, de Violeta, se interpreta como sinónimo de amor, pero también de poder y machismo en oposición a la gallina-mujer, personaje sufrido que resiste las garras del ave rapaz.

La obra de MalaMadre tuvo dos temporadas en el Teatro La Capilla de Ciudad de México e integró la programación del Corredor Latinoamericano de Teatro.

Diversidad de la vida

La propuesta escénica utiliza recursos diversos y disímiles para desarrollar su relato, siempre con la sonoridad como columna vertebral.

Destaca desde el comienzo la figura construida en el piso del escenario con hilos, lanas y objetos en miniatura que parecen configurar el perfil de América Latina, ese mundo que palpita desde al sur del río Bravo hasta la Antártica.

Las manos de las actrices Javiera Núñez y Carla Romero acarician ese relieve y valoran cada detalle, aunque también desarman algo la figura.

De allí en adelante comentarán e interpretarán diversas situaciones vividas por Violeta o propias, amplificadas o susurradas.

Diálogos, apelaciones directas, pequeñas coreografías cotidianas, imágenes testimoniales, cantos, silencios y voces moduladas sin estridencias llenan el escenario.

Así, la obra va destilando aromas a tierra seca y regada, aires callejeros, urbanos e íntimos, denuncias de injusticias y esperanzas, discriminaciones, qué significa ser migrante y el sentido de pertenencia.

Cada movimiento actoral refleja la musicalidad interna de los cuerpos en escena, mientras la guitarra y la impresionante voz de Jeannette Pualuan (ex integrante de Mamma Soul, grupo que grabó en 2001 “Después de vivir un siglo. Tributo a Violeta Parra”), como si fuera testigo de una ceremonia, acompaña toda la obra e interpreta tres canciones sobre Violeta Parra.

Una propuesta que encaja en la lista de las mejores que llegaron en 2017 para conmemorar el centenario del nacimiento de la “viola chilensis”.

UN GAVILÁN PARA VIOLETA
Matucana 100.
Jueves a sábado, 20.00 horas; domingo 19.00 horas.
Entrada general $5.000.
Estudiantes y tercera edad $4.000.
Jueves popular $ 3.000.
Hasta el 31 de marzo