Hace unas semanas nombraron a Carlos Maillet –después de 8 meses con el cargo vacante, debiera asumir el 2 de enero- Director del Servicio Nacional del Patrimonio Cultural, pero ahora corren rumores de que no estaba en la “terna” y que estaría siendo cuestionado por Contraloría.

El martes anunciaron a Nicolás Cañas –después de 8 meses con el cargo vacante (con un subrogante)- como nuevo Secretario Técnico del Consejo de Monumentos Nacionales, pero de inmediato llovieron las críticas y las acusaciones, las más importantes por plagio en un libro que editó la Municipalidad de Providencia (donde él trabajaba) y por estafa en la restauración de casas en la Zona Típica del Barrio Yungay (fue condenado por el Tribunal de Ética del Colegio de Arquitectos, en 2015, a dos años de suspensión del gremio y a 10 años en que está inhabilitado para ocupar cargos en dicho organismo). Nicolás Cañas renunció a asumir y el Gobierno declara desierto el concurso… aunque debieran nombrar a quien quedó segunda, en este caso.

http://www.dibam.cl/614/w3-article-89122.html?_noredirect=1

La cultura no es un tema que, en general, sea prioridad para los gobiernos de Chile. Tiende a ser una buena decoración, salvo en contadas y puntuales ocasiones, al menos en los últimos 45 años.

Pero lo que ha mostrado el actual gobierno desde que asumió, hace 9 meses, es preocupante: 3 ministros de cultura en lo que va de gestión, seremis que han debido salir (como la de Coquimbo, del Maule o los cuestionamientos a la de Bío Bío), agregados culturales sin nombrar todavía (aunque sean parte del Ministerio de Relaciones Exteriores, Cultura debiera intervenir) y un largo etcétera que no termina. Y esto en una cartera donde debiera ser prioridad implementar el Ministerio de las Culturas, las Artes y el Patrimonio, que el anterior gobierno dejó muy poco avanzado y en un estado de precariedad indiscutible. Y cambiar la “Ley de Patrimonio”, punto en el que hay consenso respecto a lo atrasada y obsoleta que está.

Frente a esos desafíos y urgencias, el gobierno parece no darse por enterado. La implementación del Ministerio pareciera avanzar a pasos de tortuga y la presentación de un proyecto de “Ley del Patrimonio” ha sido postergada varias veces, sin haber certeza de cuándo será ingresada y menos certezas sobre sus contenidos.

Hace unas semanas fue nombrado el nuevo Director del Servicio Nacional del Patrimonio Cultural, Carlos Maillet, que se desempeñaba como Director de Gestión del Patrimonio de la Municipalidad de Santiago, cargo que equivaldría a Director de la ex-Dibam. Este cargo, que ocuparan personas como Marta Cruz-Coke o Clara Budnik, aparentemente ha sido fruto de un concurso, pero lo han manejado de tal forma que se han levantado rumores sobre el proceso, afirmando algunos dirigentes que Maillet no estaba en la terna y estaría siendo cuestionado por Contraloría. Un nombramiento que fue anunciado, después de estar vacante por casi nueve meses, por twitter…

Ahora se anunció el nombramiento de Nicolás Cañas, que trabajaba en la Municipalidad de Providencia, como nuevo Secretario Técnico del Consejo de Monumentos Nacionales, cargo vacante desde hace más de 8 meses. Pero todo indica que no asumirá, dado los antecedentes de plagio en la publicación de un libro por parte de ese municipio, donde fueron copiados textos de una tesis de un arquitecto de la Universidad Católica sin ser citados, y por la condena por parte del tribunal de Ética del Colegio de Arquitectos a dos años de suspensión como colegiado e inhabilitarlo por diez años a asumir algún cargo en dicha institución por un caso de estafa en una obra en el Barrio Yungay.

Estas “desprolijidades” hablan, a mí juicio, más bien de una falta de interés o de rigurosidad mínima y básica, dados los desafíos y la importancia que debiera tener esta área en el desarrollo del país. Más en el área del Patrimonio, donde pareciera haber, en términos discursivo al menos, varios consensos, menos fragmentación y politización.

En este contexto, resulta preocupante la falta de discurso y posturas claras y contundentes por parte de las diferentes autoridades del Ministerio de las Culturas, donde priman el silencio o los lugares comunes, esos que buscan dejar contentos sin decir mucho…

Estamos, a mí juicio, frente a un Ministerio cada vez menos presente, que hace las cosas en forma liviana, que no se da los tiempos, un Ministerio de las culturas, las Artes y el Patrimonio cada vez más “zombi”, en un país donde no se practica el vudú.