Este año, la Feria Chilena de Arte Contemporáneo Ch.ACO celebra una década. Y lo hará con la versión más ciudadana de su historia: con intervenciones urbanas en cuatro comunas de Santiago y una oferta que va desde actividades infantiles hasta charlas y workshops artísticos. Destaca la intervención del francés JR, Inside Out, que montará en plena calle retratos a gran escala de transeúntes anónimos, y las piezas de los 60 expositores que se pondrán a la venta durante el evento, que por primera vez se realizará en el Edificio Parque Arboleda Lo Curro entre el 22 al 26 de noviembre.

Aquí, la arquitecta belga Elodie Fulton, una de las socias fundadoras de Ch.ACO junto a Irene Abujatum, reflexiona sobre los 10 años de la cita y las conclusiones que ha aprendido en el camino.”La gracia es que la feria es internacional, cumple 10 años y hemos decidido que no va a morir”, adelanta.

(Pregunta): Después de 10 años, ¿cuál crees que ha sido el aporte de Ch.ACO al circuito artístico local? ¿Qué hay ahora que antes no había?
(Respuesta): La feria tiene definiciones muy claras. Es una feria internacional, por lo tanto una de sus metas es tener una aportación bastante grande de visitas internacionales, que vienen a trabajar y que son galerías de arte o colectivos de arte… Es una feria que se ha ido moviendo en el tiempo y la ciudad porque el fenómeno de audiencia nos interesa mucho, y por lo tanto hemos buscado siempre ir conquistando un público. En la estación, llegamos a tener más 45 de mil personas, y gracias al efecto repetitivo hemos podido abordar muchos temas, como la cercanía de los artistas a un público no a través de una galería, sino través de un evento mucho mas educativo eventualmente.

(P): ¿Cuáles serían los objetivos en ese plano?
(R): Incorporar la facilidad de entrar a un evento que tiene las mismas reglas que cualquier espacio de venta de un espacio ferial. Muchas veces nos parece importante comentar que es un panorama de fin de semana, como cuando uno va a un parque del automóvil, o a una artesanía… Es parte de una oferta, que cualquier público puede empezar a adquirir…. A lo largo de los años, hemos logrado complejizar esta oferta más simple de compra, en explicar en qué consiste el mundo del arte para el público amplio. Quizás hace 10 años era mucho más lógico para todos ir a comprar una obra de arte a un taller, y no pasar por una galería de arte que es un poco un validador, una compañía de seguros de un artista… Uno se tiene que dar cuenta que no puede ser todo. Un artista es un productor, pero además debe ser un buen gestor, un buen vendedor, ver su gestión hacia el mundo internacional. Entonces (uno de los objetivos es) intentar explicar que las industrias creativas son una cadena de producción.

Elodie Fulton y Irene Abujatum
Elodie Fulton y Irene Abujatum, socias fundadoras | Ch.ACO

(P): ¿Crees que se ha convertido en un imprescindible para los artistas locales? ¿Crees que ellos necesitan de Ch.ACO?
(P): Han ido entendiendo la oportunidad. Pasamos por esas etapas, que la palabra feria sonaba a una venta de rehúso. En cambio aquí, la lógica es que los artistas producen para esto, hay una expectativa, dado la visibilidad. Es cómo armas una exposición para ellos: la posibilidad de venta, la comunicación en torno a la buena producción y este efecto un poco competitivo. Es una cosa festiva, de decir: cómo voy a mostrar en este espacio, dado la expectativa y la comunicación, y los artistas lo entienden muy bien. La primera versión de Ch.ACO fue una fiesta. Los tres primeros años fue un reconocimiento del universo (artístico local), pero ya a la décima versión, la gente lo ve como un espacio de trabajo tangible.

(P): En una década, el festival ha tenido a artistas que, ajenos al mercado, han optado por tensionar el festival con sus propuestas. ¿Qué episodios recuerdas sobre esto? ¿Le interesan al evento estas provocaciones?
(R): Nos interesan. Sabemos que la propuesta contemporánea no puede ser dogmática. Lo que siempre digo es que Ch.ACO no tiene opinión. Lo que no tenemos muchas ganas es que la cosa se ponga agresiva. Pero así como nosotros planteamos un mercado, podemos entender que alguien quiera mostrar el “antimercado”, o cuestionárselo en el lugar mismo. Tengo el recuerdo de una obra de Cristián Salineros, que era una jaula gigante y que él la presentó con pájaros adentro, con canarios, pájaros de cautiverio, y aquí eran cinco y parecían como un circuito de Formula Uno. Jamás habían estado en un lugar tan grande, se entretenían, tenían agua, los tapábamos en la noche, pero en la inauguración tuvimos altercados con unos animallistas. Vinieron y votaron adentro unos papeles que tenían tinta, que eran plásticos, que si los canarios los comían… Luego pusimos un cartel donde decía que eran pájaros en cautiverio. A mí me gustan las conversaciones, no me gusta la agresividad. Nos gusta mucho abrir ese espacio de visibilidad.

(P):¿Cuáles son las novedades de la versión 2018 de Ch.ACO?
(R): La gran decisión editorial de este año es la transformación: “Ch.ACO se transforma”, es el lema. Se transforma en un paraguas mucho más extenso. Esta palabra (Ch.ACO) va a trabajar todo el año en hacer proyectos relacionados al arte público. Pero lo que más importa para esta conversación, es la decisión que tomamos con Irene de llegar al consenso de decir: “sin artista, no hay feria”. El artista está al honor este año. Y habrán muchas intervenciones, lanzamiento de libros, etc. La idea nuestra es que haya un espacio de galerías, pero que en los momentos de descanso o de ocio haya espacios de contenido con momentos particulares, con artistas internacionales y nacionales.

Ch.ACO
Ch.ACO 20|7

Se nota el foco en las intervenciones ciudadanas…
(R): Originalmente todos pensaban que Ch.ACO era un proyecto cultural, pero me he dado cuenta que la feria tiene que ver con la profesionalización, relacionada con la Imagen País, el ministerio de Relaciones Exteriores, el capital semilla, etc. Cuando vi a los de Historia de un Oso (Gabriel Osorio y Patricio Escala), el creativo estaba al lado de su productor, y el creativo decía: “Yo como creativo, sólo no llego al Óscar”. Esa dupla, que es muy contemporánea, a nosotros nos importa mucho. Una colección de arte que se compra en el marco de la feria… Nuestro lema es generar una industria alrededor de todo esto.

Muchas veces los propios artistas los que le tienen aversión a las ferias
(R): Yo creo que es un fenómeno humano… Por la distancia, por la poca visibilidad, se gastaba mucha energía en exportar. Y mi teoría es que Ch.ACO es un proyecto de exportación desde lo local. Yo invito a un curador y ve 200 artistas en una feria, y no tengo que enviar los 200 artistas donde él. Y el lugar se transforma en un lugar turístico-cultural. Es una sinergia interesante.

¿Crees que ha cambiado la imagen de Ch.ACO en el tiempo? Los artistas al principio resistían, y la principal crítica es que este es un evento netamente comercial
(R): Yo creo que sí. Se han dado cuenta que es un espacio de trabajo. Quizás antes, por la distancia, (porque) hoy un artista es libre de viajar, uno tenia una actitud más pasiva de ser “descubierto”. Y sin matiz: o soy como Andy Warhol o no soy nadie. Aquí estamos democratizando esto… Los artistas han ido entendiendo que esto no es un salto a la fama, y que si es así, es después de mucho trabajo. En 10 años hemos visto crecer a Voluspa Jarpa, a Bernardo Oyarzún… Cuando uno empieza a decir: ¿y por que no?”, todo se comienza a armonizar de otra manera. La evolución, y esto fue a nivel personal, fue convencer en la buena voluntad del proyecto.

Ch.ACO
Ch.ACO

¿Por qué se fueron de la Estación Mapocho? ¿Por qué Lo Curro si buscan acercarse a la ciudadanía?
(R): Nos dimos cuenta, después de un tiempo, que el proyecto crecía. El primer año lo hicimos en el Club de Planeadores: tenia que ver con instalarnos en un lugar extraño. Después, por el bicentenario, nos instalamos en Casa Lo Matta; lamentablemente el 27/F fue justo ahí. El tercer año fuimos al centro. Este año hicimos un mini festival en el centro, también, pensando: somos un lugar de feria, entonces nos metimos en otras ferias… Al quinto año, el público estaba cansado de bajar ahí (hasta la Estación), y las instalaciones de la estación estaban teniendo problemas de infraestructura real. El séptimo año hacía un frío… Nos empezamos a decir: uno trabaja todo el año para luego depender de factores climatológicos. Después, la gente no sabía si había ido a la primera o a la segunda feria, habia una amalgama de una rutina que dijimos: no, esta cosa hay que sacudirla… Las galerías nos pidieron removerla porque sentían que no eran capaces de mover a su público hacia allá.

¿Cuál es la importancia de la ciudadanía para Ch.ACO?
Lo que pasa es que el problema siempre es adaptar a los seres humanos. Nosotros como Ch.ACO pensamos esta campañas para un niño de 10 años. Si tú tienes 10 años, tú has crecido con Ch.ACO. Eso es bastante interesante. La inocencia de estas personas son nuestro público a futuro… Había una confusión en el mundo del arte, decidimos cortar esto y decir: esto es una feria de arte, no es una bienal. No crean que es un simposio, queremos aprovechar las visitas que vienen, pero en realidad es una feria de arte donde esperamos varias cosas.

(P): ¿Como cuáles?
(R): Importación de arte internacional y creación de embajadores, porque si nosotros no logramos convencer al mundo que hay gente en Chile que compra arte chileno, nunca nadie va a comprar arte chileno. ¿Por que yo sería el único en comprar arte de este artista, si en su propio lugar no es “profeta”?… Son todos estos paradigmas de los que nos hemos dado cuenta poco a poco. “Señor, usted no tiene arte chileno”, “porque no tengo amigos (que lo tengan)”. Esto es clave. Si existe un buen CEO que tiene arreglos con otro museo, o un coleccionista como Juan Yarur que decidió meterse en el mundo del arte diciendo “me interesa el arte”, me transformo yo en un embajador, mientras los artistas que me gustan (o no) producen. Él es un mediador que es súper útil… Lo que hemos aprendido, es algo que me permite decirte hoy: Feria Ch.ACO es una feria de arte. La gracia es que es internacional, cumple 10 años y hemos decidido que no va a morir. Es un mal necesario, y una cosa que ojalá agarre cada vez más vuelo en esta complejidad.