El gesto corporal y anímico que utiliza Patricia Rivadeneira para perfilar a su personaje sintetiza de manera notable la doble arista de la situación que propone este montaje.

Leopoldo Pulgar Ibarra

En su rol de profesora especializada en habilidades comunicativas, la actriz transmite con fuerza lo asimétrico y contradictorio de su relación con el entorno, y la aguda incertidumbre que viven también los otros cuatro personajes.

Presente (que se escapa de las manos) y futuro (casi presente e inquietante); inteligencia humana (sólo racional) e inteligencia artificial (tecnológica); conciencia (humana) y certezas (robótica).

Son tres mujeres y dos hombres, unidos por una conducta que intriga, que fueron convocados a un Data Center, símbolo presente de un multiverso futuro, cercano y temible.

Delinean el cara y sello de una realidad que dialoga al interior de una dimensión que se está construyendo y que afecta todos los conceptos y valores, como sociedad, ética o libertad.

En estas colisiones sucesivas, Patricia Rivadeneira encuentra en su cuerpo, la voz y la mirada un tono actoral que potencia la obra, lleno de matices y vitalidad.

Experiencias diversas

El texto pertenece a Isidora Stevenson (“Hilda Peña”, Premio Municipal de Santiago 2015; “Campo”, Premio Fondo del Libro 2013), sobre una idea original de ella, Javier Ibacache (periodista y crítico de teatro) y Francisco Krebs.

Instala a sus personajes en un recinto que alude a un espacio físico-temporal que parece estar en tránsito entre un presente jalonado de vida futura o un futuro, anticipado por lo actual.

En cualquier caso, para nadie parece ser una experiencia feliz, ya que cada uno arrastra historias que delatan inconsistencias, aspiraciones insatisfechas y mucha incertidumbre.

La existencia de un joven adicto a los juegos sobre realidad virtual que está desaparecido es el único eslabón que conecta a la neurocientífica, la terapeuta, al empresario de nuevas tecnologías y a un joven hacker medio desadaptado.

En ese proceso de conocerse, el grupo asume, demuele o contradice posiciones frente a la vida, introduciendo un valioso debate de ideas en escena.

Así, desde la amenaza tecnológica y el efecto en las personas que avanzan imparables, la obra delinea una sociedad con contornos indeseables que se dibuja en contraste con los ideales y la conciencia sobre la antigua y nueva realidad.

La discusión, entonces, puede asumir una crítica a la vida actual desde la sociedad futura, como también a ésta, construida a partir de un presente manipulado por diferentes mecanismos.

También aborda esa discusión candente sobre el abuso en el manejo y control de plataformas y datos digitales, y qué implicaría un mundo híper tecnologizado que incluye robot.

Con la dirección de Francisco Krebs (“La UP”, “El amor de Fedra”) la obra transcurre sólida en un espacio que denota una sencilla dimensión visual futurista, con el apoyo lumínico, sonoro e imágenes (Pablo de la Fuente, Alejandro Miranda, Marcello Martínez).

Todo estimulado por un escalofriante programa de inteligencia artificial -que da el título a la obra- que el grupo deberá enfrentar.

Réplica, UC (c)
Réplica, UC (c)

replica-2

Réplica, de Isidora Stevenson
Dirección: Francisco Krebs
Elenco: Patricia Rivadeneira, Paola Volpato, Francisco Pérez-Bannen, Ximena Carrera y Felipe Zambrano
Teatro UC.
Jorge Washington 25, Ñuñoa.
Miércoles a sábado, 20.00 horas. Entrada general $ 10.000; adulto mayor $ 6.000; súper jueves $ 7.000; estudiantes y miércoles popular $ 5 000. Hasta el 3 de noviembre.