Aclaro que esta historia la supe tiempo después del plebiscito del 1988. Me la contó Sergio Gutiérrez Patri, entonces editor nacional del Fortín Mapocho. El mismo diario que para la ocasión hizo historia titulando “Corrió solo y llegó segundo”. Hasta el día de hoy considerado uno de los más ingeniosos títulos del periodismo chileno. Y como todo acierto, atribuido sin derecho de autor…

Por Marcel Socías Montofré

Portrada Fortín Mapocho, memoriachilena.cl I(c)
Portrada Fortín Mapocho, memoriachilena.cl I(c)

A menudo leo que fue idea del “Gato” Gamboa -director del Fortín Mapocho por aquella época y Premio Nacional de Periodismo 2017-, aunque la versión de Sergio Gutiérrez Patri era otra. Más simple, verosímil y ciudadana. No fue un título, sino un comentario de pichanga de barrio, en el club donde jugaba Sergio los fines de semana. Eso explica que el título saliera a circulación el 11 de octubre de 1988 y no al día siguiente del plebiscito.

En esas pichangas o partidos de fútbol tan comunes en los barrios de Santiago de Chile se juega en tierra, con destreza y sin tanto afán de épica. Se juega. Y juguetón fue el comentario de un compañero de equipo de Sergio, que a la pasada le comentó la derrota de Pinochet en las urnas: “ese caballo corrió solo y llegó segundo…”. Sin duda a Sergio le hizo gracias el comentario y se lo llevó al diario.

-Mi amigo era fanático de la hípica-, me explicó Sergio en una de nuestras escasas conversaciones en el Fortín Mapocho, por entonces en la vieja casona de calle Agustinas con Almirante Barroso. Escasas porque yo no era más que un alumno en práctica, todavía estudiando primer año de Periodismo en la Universidad de Chile.

Todavía era el tiempo de las máquinas de escribir en el diario, de “La alegría ya viene”, de las guitarras Tizona, de “Virginia”, Maluenda y “Salsital”, de otros títulos memorables -como “Adiós general, adiós carnaval”, atribuido también al “Gato”, aunque también al grupo musical Sol y Lluvia y por último a su autor, el uruguayo Jaime Roos, que en realidad quiso decir “Adiós juventud” en su buena murga. Pero en fin, ese fue el título de portada del Fortín Mapocho del 6 de octubre de 1988. Como siempre, la historia la escriben no precisamente los que guardan humilde silencio…

Tiempo después me encontré con el “Gato” Gamboa en La Nación, cuando todavía se leía en papel impreso y tuve que renunciar luego de tanta censura en democracia. Sonrió cuando le conté la aclaración de Sergio. Sólo sonrío. No desmintió. Buen dar con el “Gato”. Un gran maestro. Como varios que hoy vemos atribuyéndose a diestra y siniestra el triunfo del “No”.

Con Sergio Gutiérrez Patri me encontré una sola vez. Pocos años después de llegada la democracia. Trabajaba para un partido político de esos que se fueron escindiendo de todo lo vivido. Trabajaba mal. Poco y escaso aplauso por haber aportado con el ingenioso título -al menos como portador-, tan sólo trabajaba en lo que se podía. No hubo repartija para todos en los ministerios y cargos públicos que comenzaron a repartirse entre el periodismo chileno sólo como mérito concedido a los militantes de la Concertación. Destreza de Eros y Thanatos en el arcoíris.

Por cierto que tuve la suerte de ver otros títulos muy buenos y otros acomodados y hasta silenciados. Como los de Abraham Santibáñez -otro Premio Nacional de Periodismo- que dijo nada en los 90 cuando Isla de Pascua se declaró independiente y el ministro del Interior y Seguridad de entonces, Enrique Krauss, gran amigo de Patricio Aylwin, estaba tan cercano, cruzando la plaza de la Constitución hasta La Moneda… Era otros tiempos, los de la duda.
Tampoco recuerdo a buen título a Mónica González, cuando me despidió por decirle la verdad aquella mañana en La Nación de los ´90:

Estudio y trabajo 20 horas al día, siempre he llegado a la hora, pero a veces soy humano. Como eso de los Derechos Humanos…-, fue mi tonta sinceridad cuando por quedarme dormido no alcancé a tomar el avión que tan gentilmente habían ofrecido los amigos de la Fuerza Aérea de Chile para viajar a la Antártida. Mónica indignada, poder en mano y a gritos en mitad de la Crónica, frente a La Moneda, me despidió…

Extraño suceso, porque la que me defendió y anuló el despido de Mónica González fue Flor Ayala Pizarro, pródiga periodista del círculo de Augusto Pinochet, que luego de la dictadura siguió trabajando como jefa de Crónica de La Nación a cargo del democristiano Abraham Santibáñez y el socialista Alberto Luego. Todavía no entiendo por qué Mónica González le aguantó a oficina cerrada el cambio de decisión a una periodista -como Flor Ayala- que había estado en el Acto de Chacarillas en su juventud con Pinochet. Eran otros tiempos, sin duda, era la eterna transición…

Tal vez por eso corrió solo y llegó segundo. Tal vez porque los títulos de El Boinazo, los cheques de Augusto Junior, las censuras en la democracia de la medida y sin posible por Temas Emergentes en La Nación, los cargos como agregado de prensa en las embajadas, los que siempre corren solos… precisamente para no llegar segundos, siempre se quedan solos.

Como en esa película Forrest Gump… uno sólo pasa por pelota de ping pong . Pasa por el Fortín Mapocho y sus títulos, por La Nación y TVN de snifiada con Rafael Moreno en los ´90 y tanta fiesta por Iorana, Revista Cosas cuando tuve que irme a España, y la Agencia Alemana de Prensa -donde como una suerte de ghostwriter a lo cuarto de pollo, sin saber de Colonia Dignidad y mal pagado escribí para el corresponsal estrella, ese don Walter Krohne-, tan celebrado por esos mismos títulos enviados sin verdadera firma de autor al Página 12 de Buenos Aires, al Excelsior de México y otros en España.

La verdad es que a esta edad se corre solo… da lo mismo quien se luce primero o llega segundo. Sinceramente me da lo mismo. Cuando tuve la oportunidad lo hice. Estando a cargo de La Hora, en Copesa, muchos años después, Pinochet fue arrestado en Londres y Eduardo Frei junior con José Miguel Insulsa tanto se afanaron por rescatarlo.

Lo hice con más de cuarenta grados de fiebre por una neumonía inoportuna que me ocurrió y con fiebre me tituló con la historia el 10 de diciembre de 2010. Lo hice sin censura y extrañamente para un medio del “monopolio” informativo. A propósito, el mismo Sergio Gutiérrez Patri me dijo en aquella lejana conversación del “Corrió solo y llegó segundo”:

Últimas portada Fortín Mapocho, memoriachilena.cl I(c)
Últimas portada Fortín Mapocho, memoriachilena.cl I(c)

-Es extraño. Yo soy de izquierda, pero debo reconocer que trabajando para medios de derecha nunca me dejaron de pagar el sueldo…-, dijo y repito a propósito de los últimos días del Fortín Mapocho, cuando pasamos meses sin que nos pagaran el sueldo y mucho menos las imposiciones.

Como muchos de aquel entonces, corrimos solos…. Sin partido. Y llegamos a un segundo de decir la verdad en su momento. En realidad a sesenta. Porque estábamos distantes de pasar la cuenta. Eso no se cuenta. Hay que tener un minuto de nobleza. El que corresponde a un minuto de historia. El minuto de silencio. La verdad no es buena, tan sólo se cuenta. Usted elige si lo hace por años, nobleza o reloj. Da lo mismo. Lo importante es que todavía se puede correr.

¿Quién sabe? No hay primero sin segundo… Ese minuto de gloria tan escaso. Acaso decir la verdad por todo… porque el tiempo pasa y la honestidad es un bien tan escaso. Porque todavía seguimos jugando pichanga en el barrio. Todavía…

P.D. Señor juez, le adjunto foto de la portada del Fortín Mapocho del sábado 6 de julio de 1991. La última por verbigracia y sincero periodismo. Me declaro culpable y todavía ubicable in memoriam aguachado y riendo agachado de la izquierda. De los de abajo como usted verá en la foto-y como bien escribió el mexicano Mariano Azuela- soy el primero de esa linda pichanga de barrio.

“Vamos a comerciales y volvemos: espérenos…”.