Lucho Smok debuta como director de cine con una comedia sobre dos amigos que, una noche, se pasan de copas y hacen intercambio de parejas… a partir de ese momento se ponen en cuestión valores y formas de vida, en especial los relacionados a los conceptos de familia, pareja, amistad, maternidad y paternidad.

Gustavo (Héctor Morales), ingeniero comercial, y Dolores (Elisa Zulueta), periodista especializada en política que trabaja en una prestigiosa revista, son una pareja muy formal, que llevan ocho años casados, aparentemente sin problemas relevantes.

Pedro (Tiago Correa), un hombre creativo y simpático pero malo para los negocios, es el mejor amigo de Gustavo. Su pareja es Camila (Daniela Ramírez), una modelo que, ya pasados los 30 años, ha pasado los últimos cuatro meses asistiendo a decenas de casting sin conseguir trabajo.

Frente a las dificultades económicas de Pedro y Camila, en una comida en casa de Dolores y Gustavo, este último los invita a vivir con ellos mientras mejoran su situación.

Desde ese momento empiezan a evidenciarse las diferencias entre las dos parejas y los cuatro protagonistas. Diferencias sobre cómo erntienden la privacidad, la pareja y el matrimonio, cómo viven el sexo, entre otros.

Esas diferencias se exacerban después de una noche de mucho alcohol y hacen intercambio de parejas… Frente a esta caída de límites, de inhibiciones, los conflictos llegan a un punto que los hace cuestionarse en temas fundamentales y los lleva a tomar decisiones (o dejar de tomarlas, que es otra forma de decidir).

En Chile es muy difícil hacer comedias en cines. En general son una sucesión sketch de televisión llevados a la pantalla grande, con chistes burdos, fáciles, donde el fuerte es ver durante mucho tiempo, y sin cortes de publicidad, lo que ya se está acostumbrado a ver en la “pantalla chica”. Por otro lado, la crítica y la prensa tienden a mirar como algo menor este género (olvidando a veces que el humor es la mejor forma de abordar ciertos temas difíciles o dolorosos, como a tantos clásicos notables).

En este contexto, es bienvenida Swing, una comedia que aborda temas actuales, con chistes fáciles combinados con otros más sutiles, que quiere ser cine. Y en buena medida logra lo que se propuso su director, de la mano de un buen elenco, de rostros conocidos.

Swing es la historia de dos parejas de profesionales ABC1, donde los problemas económicos no son graves, donde las personas tienen redes de apoyo. Donde la forma tiene más peso que el contenido. Swing ahonda, pero muy poco, sin complejidad de los personajes y donde, más allá de los cuatro protagonistas (más allá que la historia la relata Gustavo), pareciera existir muy poco (Alejandro Trejo y Coca Guazzini hacen buenos papeles como padre de Gustavo y como pareja de éste). Por lo mismo, Swing es un meritorio esfuerzo por ser una buena comedia de cine, pero es inevitable no estar pensando en la televisión, o en el teatro, mientras se ve.

Swing es un avance hacia comedias de calidad, que abordan con humor temas complejos e incómodos…

Swing tiene fijado su preestreno para el martes 3 de abril. Dos días después, el jueves 5, debutará en salas comerciales.