Los paisajes, ubicación, los encantos naturales y la belleza idónea, son los factores que hacen que Olmué sea un panorama increíble para descansar y disfrutar del verano, pero lo más determinante que la comuna posee y que le permita ser considerada un encanto por parte de los turistas es: La gente.

Alegres, cercanos y preocupados, son algunos de los adjetivos con los que podemos encasillar a los olmueínos. Muy arraigados a sus costumbres y a revivir las tradiciones más populares de nuestro país.

“Aunque nosotros no podemos llevarnos todos los créditos. Los huasos de la zona están en los alrededores de Olmué y hace años se reunían todos para participar del festival”, precisó CarloS Erazo (71) , viñamiro residente en la comuna hace más de 40 años.

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Carlos, se ha dedicado toda su vida al rubro de la zapatería. Cuando joven decidió ganarse la vida haciendo y arreglando zapatos cuando un amigo de La Calera le enseñó las técnicas. “No había mucho más que hacer, nos dimos cuenta con mis hermanos que dejaba dinero y que los clientes consumían mucho este servicio”.

Con la compra de máquinas, cuero y “mucho pino” (esfuerzo), inauguró su local de elaboración y arreglos de zapatos en Olmué.

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“El negocio era bueno, la gente valoraba el trabajo y pagaba lo que realmente valía hacer un par de calzados. El precio no era muy barato, así que los vecinos los cuidaban más y si algo les pasaba, aquí estaba yo para repararlos”, comentó Erazo.

¿Negocio redondo? Podríamos decir que sí, pero la única y gran diferencia que es que don Carlos asegura que sus creaciones duraban por lo menos 4 años, “era un periodo de garantía amplio, y luego de un buen arreglo, duraba otro par de años más”

Olmué y su juventud

El fiel hincha de Everton de Viña del Mar, hace una pausa reflexiva cuando le preguntamos por el principal cambio que ha visto en su comuna. Mirando al suelo y poniendo la mano encima del mesón en el que recibe a sus cliente nos responde: Los jóvenes.

Carlos no buscaba sorprendernos mediante esta respuesta, pero a él es un cambio que le llama bastante la atención y lo hace reflexionar a diario.

“Recuerdo cuando mi padre me llevaba a ver al Everton junto a mis hermanos. Mi viejo siempre aseguraba un vinito para llevar a la cancha y compartirlo con sus amigos, incluso echaba vasos al bolso. Jamás vi una pelea, ni escándalos ni gente ebria. Incluso los jóvenes siendo de equipos rivales compartían y disfrutaban del deporte”

En la actualidad eso cambió radicalmente. “No llevaría a un niño chico al estadio”

¿Pero en que otros aspectos han cambiado los jóvenes aparte de la manera de disfrutar del fútbol?

En la paciencia y en la calma, nos asegura Carlos. “Los jóvenes quieren todo altiro; Auto, casa, buenos sueldo, viajes y buena vida, etc. Si todo esto no se presenta al corto tiempo, se ofuscan y se desesperan”.

El reparador de zapatos nos cuenta que su negocio y estabilidad llegó cuando tenía un poco más 30 años. Uno quería trabajar por los pesos que fueran y en el camino se iba viendo el cuento. Los jóvenes de hoy no se ensucian las manos si no es por un monto elevado o por la cifras que ellos consideran aceptable”.

Inmigración en Chile

Debido a lo anterior, Carlos Erazo comentó la gran presencia de extranjeros en Chile y en Olmué, sobre todo de haitianos. “Estos compadres llegan con la única idea de trabajar y surgir, mediante esfuerzo y por un sueldo que es el adecuado, sin menospreciar”

Lo anterior hace que Erazo vea con buenos ojos la llegada de extrajeros a su ciudad. Me parece súper bien que vengan hacer el trabajo que los jóvenes chilenos no quieren hacer. Lo que me parece insólito es que luego estos chiquillos se estén quejando de que los inmigrantes le quitan la pega, cuando ven que ya no la tienen”.

El zapatero de Olmué ve con bueno ojos la llegada de inmigrantes. En sus más de 70 años de vida le queda claro una de tantas cosas: “Cuando un país recibe olas masivas de inmigrantes, ese país crece y crece mucho”, sostuvo.

Con esto cree que Chile se verá muy enriquecido por la llegada de todos los latinos que han hecho del país su nuevo hogar, y espera estar presente para ver corroborada su teoría.

La competencia extranjera

Quizás don Carlos pudo haber tenido una mirada muy distinta hacia todo lo que sea extranjero, ya que hace más de 20 años un gigante competidor le sepultó su principal negocio, nos referimos a: Los chinos.

El hincha del Oro y Cielo, nos cuenta que antes de la llegada de las zapatillas de marca y todas aquellas elaborada en el gigante asiático, todos los vecinos de la comuna vestían sus creaciones.

“Incluso yo era el principal proveedor de zapatos de Deportes Olmué. Todos los jugadores chuteaban la pelota con mis zapatos. Quedaban bonitos, 100% cueros, pero sin mayores diseños, ni colores llamativos”, nos explicó con nostalgia.

Cuando llegaba el verano, Carlos ya tenía todo preparado para lanzar su principal producto en época estival: Las chalas de cuero. “Eran muy fácil de hacer, se ocupaba poco material, no quitaba tiempo, se vendían rápidas y a la gente les encantaba”, recordó.

Sin embargo, sus productos y la oferta de los olmueínos se fue debilitando rapidamente con la avasalladora llegada de las oferta chinas.

“Usted mismo respóndame ¿Qué usa en el verano? Condoritos (sandalias), ¿verdad? ¿Cuánto pagó por sus condoros? Exacto, no más de 3 mil pesos por un producto chino y quizás unos pesos más por unas de marca. Mis chalas de cuero valían mucho más que eso”.

Lo mismo ocurrió con la elaboración de zapatos de fútbol, y otros calzados. Pero el único que perduró en el tiempo y que los chinos no son capaces ni de imitar: Los zapatos de huaso.

Es así como en la actualidad este viejo y querido zapatero de la zona sigue ofreciendo sus servicios de arreglo de calzados junto a una amplia gama de productos y vestimentas para huasos. Desde las tradicionales chupallas, mantas, espuelas, polainas, cinturones y zapatos de huasos, estos últimos elaborados por él.

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Si bien todos sus hijos están en otros rubros, gracias a sus profesiones, él no cree que el oficio de zapatero se acabará, es un convencido que habrán más personas que seguirán reparando calzados. “Nadie va querer andar a pata pelá. Cuando se les rompa un zapato, buscarán a un colega para que se los arregle”.

Si va estar de paso en Olmué o se queda algunos días por el Festival del Huaso de Olmué, ya sabe donde puede ir a arreglar un zapato o comprar un buen y elegante sobrero, sólo tiene que preguntar a cualquier vecino por: “Don Carlos, él que arregla zapatos”.

Bío Bío es La Radio oficial del Festival del Huaso de Olmué