Si tenemos que mencionar a un pueblo indígena guerrero en Sudamérica, inmediatamente pensamos en Los Mapuches. Son diversas las historias que se narran de la tribu que habitó desde La Araucanía al sur de nuestro territorio, las cuales son protagonizadas por: Lautaro, Galvarino, Caupolicán, entre otros.

Al Mapuche se le preparaba para la lucha desde pequeño. Sus juegos, danzas, pruebas y vida en general era la lucha.

La Corona española estimaba en más de 50 mil los hispanos fallecidos por causa directa de la guerra de Arauco solo entre los años 1550 y 1790, según relatos de la época. Dos gobernadores: Pedro de Valdivia y Oñez de Loyola talentosos estrategas militares, con éxitos fuera de Chile, encontrarían la muerte a mano de los Mapuches.

Si nos trasladamos al norte chico de Chile, en época de conquista, se encontraban los Diaguitas, que si bien no poseen la fama de haber sido un pueblo guerrero y en dedicar su vida a dicha práctica, no significa que no hayan manejado el arte del ataque. Recordemos que fueron unos feroces opositores a los asentamientos españoles, llegando a incendiar a la antigua ciudad de La Serena.

Corría la noche del 11 al 12 de enero de 1549, la capital de la IV región, a esa fecha, contaba con casi 5 años de existencia, cuando un sublevación de indígenas Diaguitas decidió incendiar la ciudad que había sido fundada por el soldado español, Juan Bohón.

En esa madruga todos los españoles que vivían en el asentamiento de descanso entre Santiago y Lima fallecieron, lo que le significó un duro golpe a la gobernación de Pedro de Valdivia en el reino de Chile, y desde El Virreinato estaban todos los ojos puestos en su administración.

Si bien los Diaguitas jamás se mostraron como un pueblo del todo pacífico, los españoles llevaron su rango de “agresividad” en comparación al de los Mapuches, que en ese periodo ya desarrollaban largas batallas en La Frontera. La conclusión de éstos fue: Pueblo no guerrero.

En contraposición a lo anterior, y antes de la llegada de los españoles, hay vestigios que demuestran que Los Diaguitas se habían defendido ferozmente de la invasión Inca, pero sin éxito siendo vencidos. Posteriormente, Los sucedores de Las Ánimas se transforman en sus aliados y con su ayuda conquistan Copiapó. Los seguidores de Inti usaron guerreros diaguitas contra los Picunches y en el valle del Aconcagua quedan restos de un pucará que lo demuestra”, señaló Sergio Paolini, Historiador de la Universidad de La Serena.

Valdivia y Aguirre, amistad forjada en guerra

Pedro de Valdivia se da por enterado de lo que había ocurrido en La Serena. No dudó en tomar medidas extremas pero efectivas, para eso decide llamar a su amigo y fiel aliado: Francisco de Aguirre.

Valdivia y Aguirre mantenían una solida amistad y admiración mutua, pues los dos demostraron ser unos excelentes militares y estrategas en Europa.

La relación de amistad data desde 1521. La península italiana era el gran escenario bélico de la época. Las tropas de Carlos I vencieron a las francesas tomando Milán. Formaban el ejército vencedor soldados españoles, italianos y alemanes. Y entre ellos, bravos combatientes como Pedro de Valdivia, Francisco de Aguirre, Juan Gregorio Bazán, Francisco Pizarro, Juan Pérez de Zurita, Jerónimo de Alderete y muchos otros que luego se destacaron en las conquistas del Perú, Chile y Argentina.

Francisco de Aguirre decide emprender la aventura de la conquista de América, sabiendo que varios de sus “colegas” ya se encontraban en esa empresa. Ya en Lima para 1540 coincide con Valdivia y lo acompaña en la expedición al sur del virreinato, transformándose en su mano derecha y alcalde del primer Cabildo de Santiago en 1541.

La llegada del sanguinario “De Aguirre”

Si volvemos un poco más atrás, habíamos contado que Valdivia se da por enterado de lo que había ocurrido en La Serena. Un sobreviviente español, Pedro Cisternas, se había escondido y evidenciado todo los hechos.

En ese momento, Francisco era Teniente Gobernador de Choapa y Atacama, ya había mostrado habilidades bestiales en Perú contra los Incas y lo mismo en la zona en donde se encontraba. Dado ese contexto, Valdivia decidió cortar con el “problema” de raíz.

Si imaginamos una conversación entre ambos, las órdenes de Valdivia pudieron haber sido algo más o menos así:

“Los naturales se sublevaron en La Serena, la dejaron en ruinas y mataron a todos nuestros soldados. Francisco, amigo mío, necesito que viajes hasta esa zona, invoques toda esa brutalidad que te destaca en combate, sobre todo con los indios, y los extermines. Luego, reconstruye la ciudad, hazla más defensiva y gobiérnala”

“El también gobernador de Santiago del Estero (Argentina) era un militar con mucho oficio y por eso fue muy importante para la conquista en ambos países, e incluso Valdivia lo eligió como sucesor si es que éste era asesinado en combate”, comentó Paolini

Cuando Francisco de Aguirre ingresa a las puertas de La Serena, notó que la tarea no sería tan fácil. Los Diaguitas manejaban muy bien el entorno, poseían estrategias de combate y en número no eran insignificantes. Dado lo anterior, y antes que todo, mandó a construir un fuerte.

De Aguirre tomó las indicaciones de Valdivia muy en serio. La batalla fue brutal, pero no para ambas parte. Los Diaguitas sufrieron todo el odio y opresión española. Sus guerreros fueron muertos en combate, sus mujeres violadas y sus niños asesinados. La respuesta del reino fue grotescamente sanguinaria, y no acabaría de lo inmediato.

“En menos de 50 años, y gracias a la llegada de Aguirre, la población de diaguitas disminuyó de 30 mil a 1.500 habitantes, para luego ya desaparecer”, sentenció el también académico, Sergio Paolini.

El docente del Liceo Gabriel González Videla, también agregó: “La Refundación de La Serena exigía un escarmiento para los indígenas para que no les quedaran ganas ni energía de volver a rebelarse. De Aguirre persiguió de manera inclemente a los indígenas logrando con ello “pacificar” la zona”.

La victoria española en La Serena fue tan violenta que se transformó en un mensaje claro para los indígenas aledaños a la ciudad, y a los que se encontraban más al norte y/o al sur. Con el triunfo, se concretó la segunda refundación de La Serena en agosto de 1549 dejando a Francisco de Aguirre como gobernador del norte. Bajo ese marco, la ciudad no volvió a sufrir más ataque de pueblos originarios, pero sí de piratas, pero eso es otra historia…

Si quieres conocer más sobre la cultura Diaguita y su influencia artística en el norte de Chile, pueden visitar la exposición “El arte de ser Diaguita”, patrocinada por el Museo Precolombino y Minera Escondida – BHP. La muestra estará presente hasta marzo del 2018 en la Fundación Minera Escondida en Antofagasta.