El sábado, en el último episodio de “La Divina Comida”, un detalle en el refrigerador del diputado Giorgio Jackson (uno de los invitados junto a Solange Lackington, Carolina de Moras y Jordi Castell) llamó la atención de los telespectadores: se trataba de un magneto con el rostro de Pedro Engel, el famoso tarotista de “Bienvenidos”.
“La vida es para ser feliz. Así que no weí más”, se lee en el imán, ilustrado con un primer plano de Engel con un corazón saliendo de su boca. La imagen, rápidamente motivó comentarios en redes sociales, pero también una curiosa denuncia.
Algunos usuarios en redes sociales advirtieron que se trataba de un plagio de la ilustradora chilena Gabriela Lezana Ojeda, una dibujante y artista visual de 27 años radicada en Puerto Montt que desde hace años publica sus obras en redes sociales.
La ilustración de Engel ganó notoriedad no sólo por su indudable originalidad, sino porque fue el propio panelista quien la alabó en redes sociales y apariciones públicas, llegando a grabar un video en mayo pasado en agradecimiento a Lezana.
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“El sticker que tiene en su refri (Giorgio) no proviene de mí, sino de alguna persona que lo vende sin mi permiso. Por eso escribieron varias personas respecto al tema”, aclara Gabriela a BioBioChile, ya al tanto de la comercialización ilegal de sus obras en tiendas del Barrio Lastarria, en Santiago.
“Supe de dos personas que lo hacían, con una las cosas se solucionaron, con la otra no pude hablar. Pero al parecer esto viene de antes, la desventaja de vivir en provincia es no poder estar al tanto de todo lo que puede pasar”, dice.
La historia de la ilustración de Engel la cuenta la misma autora: “Lo hice a principios de año, y al tiempo después caché que habían personas con magnetos o stickers en su resfris y quedé mal porque claramente ya había alguien que comercializaba con mi dibujo, lo dejé pasar hasta que otras personas me insistieron y apoyaron para que hiciera algo y lo hice”.
¿Qué hizo Gabriela? Acudió a la Dibam (Dirección de Bibliotecas Archivos y Museos), donde inscribió sus obras. “Por ende, están protegidos contra robos y plagio. La Dibam tiene una opción donde puedes inscribir tus obras por Internet lo cual es bien bueno para los artistas que estamos lejos de Santiago”, apunta.
Según Lezana, esta situación de plagio es una constante para los artistas radicados en provincias, quienes ven cómo sus trabajos son robados y comercializados en la capital. “Esto le pasa a muchos ilustradores en Chile, es algo con lo que se vive si tu trabajo se destaca”, piensa.
Sobre los consumidores que están adquiriendo sus obras sin saber que fueron robadas, prefiere no culparlos: “No puedo culpar a las personas de comprar algo, mi mensaje sería que apoyen a los realizadores chilenos por muy pequeño que sea su trabajo”, comenta.
A continuación, una breve muestra del trabajo de
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