Hace 1.652 años, el 21 de julio del año 365, un terremoto azotó a ciudades completas, especialmente a uno de los más importantes centros comerciales de la civilización cartaginesa. Hoy la conocemos como Neápolis, y por primera vez gracias a un extenso trabajo arqueológico de investigadores tunecinos se dio con su ubicación actual:

La ciudad (una de las más grandes de la orilla sur del mar Mediterráneo) dejó ver sus últimas huellas a 200 metros de la costa y tras un trabajo de más de siete años, que incluyó esfuerzos del Instituto Nacional del Patrimonio de Túnez y la Universidad de Sassari, en Cerdeña.

“Tenemos constancia de ese tsunami en las crónicas de Amiano Marcelino. Fue tan potente que destruyó varias ciudades del norte de África, e incluso se hizo sentir en Alejandría. Con este descubrimiento, podemos establecer un vínculo entre los relatos historiográficos de la época y los restos arqueológicos”, cuenta Mounir Fantar, jefe de la expedición, Mounir Fantar, en un artículo del diario español El País.

Neápolis
Los arqueólogos trabajando en las ruinas de Neápolis | AFP

El asentamiento ocupa un área de más de 20 hectáreas, una dimensión enorme. En un primer momento, nuestro objetivo era localizar el puerto de Neápolis, pero hemos descubierto que una parte de la ciudad también se vio desplazada por el tsunami, y sumergida”, agrega el tunecino.

Quien supo de Neápolis fue el historiador griego Tucídides, quien contó en detalle, mediante crónicas, el devenir de la misma. Por ejemplo, escribió que en el año 413 A.C. se ufanaba de ser un centro de comercio primordial para Cartago. En el contexto de la Tercera Guerra Púnica, la ciudad se alineó con Roma, por lo que terminó convirtiéndose en una importante urbe romana. Tras el maremoto redujo sus dimensiones, aunque siguió siendo poblada durante el periodo bizantino.

Neápolis era una ciudad próspera, sobre todo gracias a la comercialización del garo, una salsa hecha a partir de vísceras de pescado fermentadas muy cotizada en la Antigua Roma. ¿El motivo? Sus efectos afrodisíacos.

“Hemos encontrado unos 200 tanques de almacenaje de garo y de salazón, lo que significa que Neápolis era probablemente el mayor centro de producción de garo todo el Mediterráneo. De ahí su riqueza”, contó Mounir Fantar.