Por René Naranjo
“Los perros“, segundo largometraje de ficción de la directora Marcela Said, es una mirada punzante al Chile actual, ese país surgido de la “democracia de los acuerdos” y las políticas neoliberales instaladas como verdades incuestionables.
En ese contexto, se desarrolla una historia que tiene como protagonista a Mariana Blanco, (Antonia Zeggers), una mujer de situación económica muy acomodada, hija de un gran empresario forestal (Alejandro Sieveking) y casada con un empresario argentino. La vida de Mariana no tiene tensiones mayores que el deseo de ser madre a los 42 años, para lo cual se realiza un tratamiento de fertilidad mientras discute con un padre sobre el destino de las inversiones familiares.
Sin embargo, la rutina de Mariana sufre un quiebre desde el día que empieza a tomar clases de equitación con un coronel retirado (Alfredo Castro). Arriba del caballo, con apostura erguida y la rienda firme, Mariana se siente cada vez más consciente de sus propias capacidades y cada vez más disponible para cumplir con las constantes exigencias de comportamiento que la hacen su padre y su marido.
Mientras hace trotar al caballo en el picadero bajo la mirada tutelar del coronel, y a través de una interpretación arriesgada e intensa de Antonia Zegers, la protagonista revela en forma paulatina su incomodidad con todo lo que la rodea. Su pequeño mundo entra en creciente conflicto, el que se instala definitivamente cuando se entera de que el coronel fue agente de la Dina y está procesado por la justicia por crímenes de Derechos Humanos. Mariana es un personaje lleno de contradicciones, demasiado frágil para ser una heroína y demasiado impulsiva para seguir representando los roles que le piden los hombres con lo que convive. No pisa nunca tierra firme sino que se mueve en una zona gris de arrebatos, y decisiones que no está muy segura de poder mantener. A su lado, el coronal es un cable a tierra, un pilar de contención que, no obstante, esconde este oscuro pasado que lo persigue y que no asume a cabalidad. Alfredo Castro da una muestra más de su fina comprensión de lo que es la actuación en el cine, con un trabajo tan justo como admirable.
“Los perros“, recrea, en parte, la situación de Marcela Said, quien tomó clases de equitación para contactar a “El mocito” (gran documental de la cineasta sobre un colaborador de la Dina, policía política de Pinochet al mando del coronel Manuel Contreras).
La directora Marcela Said exhibe aquí una mano mucho más segura y precisa que en su debut en la ficción, “El verano de los peces voladores“, también estrenado en Cannes en 2013. La suya es una perspectiva moral ácida y descascarada hacia una sociedad que no examina a fondo su relación con el pasado reciente y el legado que dejó la dictadura, expresada aquí directamente en las alusiones a los “cómplices pasivos” del pinochetismo. El buen trabajo de Marcela Said se complementa bien con la estupenda fotografía de George Lechaptois y el montaje de Jean de Certeau. El guion, escrito por la propia cineasta, rodea las situaciones sin enfrentarlas directamente, un poco a la manera como se comporta también la propia sociedad chilena, que hace de la elipsis una forma de relación y de máscara hacia el olvido.
“Los perros” es un filme que consolida el estilo y el punto de vista de Marcela Said, que confirma la solidez interpretativa de sus protagonistas y que posee la contundencia necesaria para sobresalir en una vitrina tan relevante a nivel global como es la Semana de la Crítica del Festival de Cannes.