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Desde el viernes 16 de diciembre se expone en Galería Metales Pesados Visual la muestra 2054, del artista chileno Francisco Papas Fritas. Allí, por primera vez, se presentan al público archivos de la Comisión Nacional de Prisión Política y Tortura, pertenecientes al proceso conocido como Informe Valech, los que fueron concebidos bajo un secreto de 50 años, para así impedir su publicación.

El proyecto comenzó en 2014 con Desclasificación Popular, donde el artista y un grupo multidisciplinario construyó un sistema de desclasificación cuya segunda etapa, iniciada en 2015, ha consistido en la difusión y sistematización. El equipo a cargo generó lazos con agrupaciones de ex presos y ex presas políticas, para que “liberasen” sus testimonios del Informe Valech mediante recursos de protección contra el Instituto Nacional de Derechos Humanos, custodio legal de los archivos.

Estos archivos son dados a conocer por primera vez en 2054, y luego en Desclasificación Popular. Con ello, se dará inicio a la tercera etapa del proyecto, que consiste en la triangulación de la información, tanto para la apertura de causas judiciales como para distintas investigaciones.

Alejandra Castillo, académica y teórica feminista, describe así la instalación 2054 (año del supuesto fin del secreto del informe): “Consiste en un conjunto de cuadros que en su mayoría no tienen más imagen que la del reflejo; otros, los menos, contienen piezas de los archivos de los testimonios de aquellas y aquellos que sufrieron de prisión política y tortura durante la dictadura militar iniciada el año 1973″.

Y continúa: “Cerca de aquellos cuadros, se instala otra serie de imágenes con las fotografías oficiales de quienes han gobernado Chile desde 1990 hasta hoy; más los afiches del SI y del No de la campaña electoral de 1989 en forma invertida, volviendo visible la siguiente leyenda: is on. Más claramente se deja leer: The Secret is on. El secreto está, el secreto es visible, el secreto es ahora instalado a plena luz”.

En la muestra, también, se exhibe un video-performance donde el protagonista es un cuerpo, el de Francisco Papas Fritas. Allí, el artista simula ser parte de una escena de tortura, que se entrecruza con una sesión de tatuaje que va escribiendo letra a letra un testimonio del Informe Valech sobre su espalda.

2054El tatuaje de Papas Fritas
2054El tatuaje de Papas Fritas
El tatuaje de Papas Fritas
El tatuaje de Papas Fritas
El tatuaje de Papas Fritas
El tatuaje de Papas Fritas
El tatuaje de Papas Fritas
El tatuaje de Papas Fritas

 

Es una demostración de que la herida abierta es la que sana. Fue un tatuaje sin tinta. La herida está abierta, han tratado de imponer costras, han intentado limpiar las fachadas de los centros de tortura, han hecho una institución como el Museo de la Memoria, pero esto es presente y la dictadura sigue“, contó Papas Fritas a BioBioChile

¿Qué te llevó a realizar esta muestra?
Son muchas cosas. Comienzas con la duda de cómo romper este secreto de 50 años. Si existe, es porque algo tiene. Conociendo el proceso de transición y de pseudo democracia, en estos papeles no se resguardaba la seguridad de las personas. Comenzamos a trabajar la idea con Víctor Herrero (Agustín Edwards Eastman: Una biografía  desclasificada del dueño de El Mercurio) y Javier Rebolledo (La danza de los cuervos, El despertar de los cuervos, A la sombra de los cuervos), y desde ahí el tema ha seguido hasta hoy.

¿Se comprometen nombres de militares que participaron de las sesiones de tortura?
Si bien no en todos los papales hay nombres de militares, sí hay muchos que están comprometidos. (El Informe Valech) Son acuerdos políticos que se hicieron en la transición para resguardar a ambas partes, entre la parte cívica y la militar.

¿Por qué quisiste involucrarte?
Siempre mis trabajos tienen una compasión social, una empatía social que es difícil tener día a día. No soy monje budista, ni franciscano, pero intento conectarme con la realidad. Son varios los objetivos; uno es demostrar que aquí hubo una lucha. Armada de pensamiento, de rayar una muralla, de estudiar, educarse con conocimiento de izquierda o una negación de la dictadura.

Por estos días se reflotó la posibilidad de revisar las condiciones penitenciarias de los violadores de Derechos Humanos. ¿Qué opinas de esto?
En cuanto a los Derechos Humanos de los violadores de DD.HH, no se ha hecho una ley que castigue, en específico, este tipo de delitos. El proyecto de ley nos privaría a muchas personas de hacer investigaciones serias. La justicia no es una cosa de martillo y jueces, y no me refiero a hacerla con manos o pistolas, la justicia es saber, es conocimiento.

¿Cómo financiaron el proyecto?
Es un proyecto muy autogestionado, que hicimos juntando el dinero de obras mías que iba vendiendo.

¿Cómo han asimilado las lecturas de dichos informes, que describen torturas y miseras humanas?
Me ha tocado leer casi 50 archivos donde las violaciones son aberrantes. Ningún artista está preparado para una lectura de esa índole, son aberrantes los vejámenes que ocurrieron. Que nosotros estemos encontrando nombres para que se pongan recursos de protección y que las personas estén pensando en darle Derechos Humanos a los violadores de los DD.HH, es enfermo.

Con la exposición ya montada, ¿qué piensas del Informe Valech?
Valech fue arbitraria y debería, hoy,  abrirse para las personas que no fueron calificadas en la primera convocatoria, para que más personas puedan aportar con otro tipo de archivos o información. En el sitio web podrán hacerlo.

¿Qué falta para que sientas que haya un principio de “verdad y justicia”?
No se ha preguntado quiénes son los torturadores. Los ejercicios de tortura se hacían igual en distintos lugares. La búsqueda de verdad tiene que ver con que haya una ley que siga a los violadores de DD.HH, que castigaron en masa y que gozaron por ideología.

¿Cómo enmarcas esta exposición en tu trabajo artístico?
Han sido 10 años de aprendizaje, muy duros; ha sido difícil levantar cada proyecto. A medida que uno va creciendo, uno va alcanzando el equilibrio que va queriendo. Después de lo que hice con la cárcel de San Miguel (una exposición inspirada en los 81 reos fallecidos), hubo un viraje a hacer proyectos que modificasen la realidad. Con lo de la cárcel, se hizo una ONG, que terminó velando por los derechos de los reos.

Como lo que hiciste con la Universidad del Mar. Con la calma de la distancia, ¿cómo recuerdas ese trabajo?
Fue un trabajo colectivo, mucha gente que participó, pero el gran merito es de los estudiantes que quemaron los estudiantes que quemaron los pagaré. Los estudiantes, aún tienen el poder en sus manos. Todavía hay papeles en las Ues que se pueden quemar; me parece sano, no violento, lo violento es pagar la educación. Ellos fueron capaces de quemar sus propias deudas. Me alegra que se hayan conocido en todo el mundo.