Luis Rivano Sandoval, dramaturgo, escritor y librero chileno, falleció anoche en el Hospital de Carabineros de Colón. Rivano ingresó el lunes al recinto médico, tras sufrir una doble insuficiencia pulmonar y cardíaca. Allí, su corazón presentó una falla irreversible que originó su posterior fallecimiento.

Juan Cristóbal Peña, periodista, escritor y director de la Escuela de Periodismo de la Universidad Alberto Hurtado, autor de los libros Cecilia: La Vida en Llamas, Los Fusileros y La Secreta Vida Literaria de Augusto Pinochet, conoció al autor precisamente en el proceso de este último título. De acuerdo a su investigación, fue Rivano quien proveyó de literatura al ex comandante en jefe.

Aquí, Peña relata su encuentro con el dramaturgo y el vínculo de este con Pinochet, además de repasar algunos hitos en la historia de Luis Rivano. A continuación, el texto que Juan Cristóbal Peña colgó en su perfil de Facebook:

 

Una de las facetas más intrigantes de Luis Rivano era la de librero, y más todavía la de librero de Pinochet.

Durante años abasteció al dictador de libros de segunda de literatura marxista, en tiempos en que la literatura marxista estaba proscrita en Chile. Cuando lo visité en su librería de calle San Diego, me mostró decenas de fotocopias de portadas de libros de ciencias sociales y pensamiento de izquierda que anillaba y hacía llegar al general, de modo de que este marcara sus preferencias. También me mostró libros que habían pertenecido al general desde mucho antes de que este fuera general y asaltara el poder. A mi modesto parecer, su literatura fue sobreestimada. Más interesante me parece el personaje en tanto librero y figura política y social. De día atendía su librería con una esposa y de noche dormía con otra, cosa que era pública. Tenía un hermano exiliado y el mismo, carabinero en retiro, fue detenido tras el golpe y luego, al salir en libertad, se convirtió en librero y fan de Pinochet. Sobre eso habla el capítulo de La Secreta Vida Literaria de Augusto Pinochet que copio a continuación. Las fotos son de Matías Recart:

Luis Rivano, vecino de la librería que perteneció a Juan Saadé, aún guarda cientos de fotocopias con portadas de libros usados que ofrecía con sostenida regularidad al general Pinochet. En su mayoría eran textos de ciencias sociales, muchos de ellos de marxismo y política latinoamericana que se salvaron de la hoguera en los días posteriores al golpe de Estado.

Cuando el general se interesaba por algún título, cosa bastante frecuente, marcaba con un visto bueno la fotocopia de la portada para que Rivano se lo hiciera llegar a través de algún oficial de enlace.

Si desdeñaba algún título del catálogo, es probable que ya lo hubiera obtenido por algún otro medio. Si no lo tenía, no tardaría en adquirirlo. El general se interesaba por todo lo que tuviera relación con marxismo. Absolutamente todo. Secretamente, sin alardes públicos, ambicionaba reunir la más completa colección de textos del enemigo.

Como el propagandista y editor nazi Julius Streicher, dueño de una formidable biblioteca de judaísmo, Pinochet pareció querer apropiarse del pensamiento marxista con el propósito de combatirlo y, en último término, exterminarlo. La estrategia es tan antigua como la guerra. ¿No fue acaso Sun Tzu quien enseñó que el militar que no conoce a su enemigo puede estar seguro de ser derrotado en cien batallas?

En sus memorias, Pinochet sostiene que su «preocupación por el peligro marxista» surgió a fines de los años cuarenta, cuando fue destinado a labores represivas en el norte chileno, y que esa preocupación se expresó en «estudios sobre el marxismo» que solo habría interrumpido en su paso por la Academia de Guerra. No hay evidencia de que el general haya leído textos de marxismo en su juventud o de que siquiera el tema le haya inquietado particularmente. Lo que no está en duda es que una vez hecho del poder, su interés se expresó en la adquisición de miles de títulos que el propio coleccionista había ordenado proscribir.

Resulta perturbador que un hombre que combatió duramente al marxismo, prohibiendo su literatura, terminara convertido en su mayor coleccionista. Tan perturbador como que Rivano, policía raso devenido en dramaturgo y librero, antiguo simpatizante de izquierda que fuera detenido en los días posteriores al golpe de Estado, saliera en libertad convencido de las virtudes de la dictadura, dispuesto a proveer de libros a su encarcelador.

Libros de la librería de Luis Rivano
Matías Recart | Facebook
Libros de la librería de Luis Rivano
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