Por estos días, José Piñera aboga en redes sociales por su obra como ministro de estado. A través de una “cuenta internacional”, titulada @josepineraWorld, el economista publica contenido referido a la defensa de las AFP, mientras que en @josepinera, su perfil personal, se dedica a responder comentarios, plantear temas interés y recordar pasajes de su vida.

El 21 de agosto, en @josepinera, el hermano mayor del clan publicó el link de un texto que el propio economista escribió en su página web. Este se refiere a la vez en que fue “cartero de Pablo Neruda”.

No fue en Capri sino en Isla Negra donde tuve, hace ya muchos años, el honor de ser ‘cartero’ de Neruda. Recordé el hecho, con nostalgia, al ver Il Postino, la notable versión cinematográfica de la novela de Antonio Skármeta -Ardiente paciencia- sobre la relación entre el poeta en exilio y el joven cartero enamorado“, narra Piñera.

Este fue el contexto. A principios de 1970, su padre, José Piñera Carvallo, vivía en Nueva York como embajador de Chile en Naciones Unidas. José hijo viajaba en las fechas festivas. En uno de los encuentros, como recuerda en el texto, su padre le pidió entregarle a Pablo Neruda una edición de lujo de Canto General, editada en Norteamérica en inglés y con ilustraciones originales del artista mexicano David Alfaro Siqueiros. Un libro que por su tamaño (casi un metro cuadrado) requería un envío especial.

José Piñera hijo cuenta: “Cuando vi el libro quedé maravillado. Ellos siempre me han fascinado y éste era una verdadera obra de arte. Además, compartía lo que dijera García Lorca: ‘la poesía de Pablo Neruda se levanta con un tono nunca igualado en América, de pasión, de ternura y de sinceridad’“.

Viaje a Isla Negra

Luego que Neruda publicara una columna en revista Ercilla anhelando el libro, Piñera hijo optó por transformarse en su “cartero”. “Tras leer estas líneas sentí el llamado a convertirme en un “cartero internacional”. Decidí que llevaría el libro conmigo a mi regreso. Como no podía enviarlo en la carga del avión, viajé toda la noche aferrado a él. Todavía recuerdo las catorce horas de vuelo con este pesado libro sobre mis rodillas”, escribe.

Piñera llamó a la casa de Neruda. “Me contestó Matilde Urrutia, quien se alegró mucho y me invitó a entregarlo en su casa frente al Pacífico. Pablo Neruda me recibió, agradecido, como si tuviera todo el tiempo del mundo para este jóven estudiante. Habló larga y ensimismadamente. De su memoria prodigiosa y corpulenta fue sacando numerosos cuentos de sus andanzas por el mundo. Como un capitán sobre la proa de su barco enfilado al rumoroso Pacífico, me contó una historia tras otra“.

Según Piñera, la historia no termina ahí. Termina con él y Neruda en el bar personal del poeta: “Nos quedamos allí hasta bien entrada la noche, rodeado de un arco iris de botellas y perdido en los cuentos, cuyo color y abundancia superaba incluso a aquella de las botellas”.

Luego Piñera escribe: “En ese entonces, yo estaba bastante orgulloso de mi papel de ‘cartero de Neruda’. Pero con el tiempo llegue a la conclusión de que el verdadero ‘cartero’ fue Pablo Neruda. Nuestro gran poeta tomaba ‘paquetes’ de los espíritus elementales de nuestro querido Chile y los repartía por el mundo”. Para cerrar el texto, el economista cita Los Versos del Capitán, libro insigne del escritor y militante comunista.