Una especie de polilla diurna adopta formas de comunicación sexual propias de las mariposas llegando a perder sus glándulas de secreción de feromonas. Esta es la conclusión a la que ha llegado Víctor Sarto, investigador del Instituto de Química Avanzada de Cataluña, que lidera un estudio en el que se describe este sorprendente caso de convergencia evolutiva en el orden de los lepidopteros.

Un estudio encabezado por el investigador del Institut de Ciència i Tecnologia Ambientals de la Universitat Autònoma de Barcelona, Víctor Sarto, en colaboración con el Instituto de Química Avanzada de Cataluña, ha descrito por primera vez en aproximadamente dos siglos de conocimiento un caso de convergencia evolutiva en el orden de las mariposas (Lepidoptera) que supone un importante avance en lo que hasta ahora se conocía sobre las formas de comunicación sexual de éstas.

La investigación ha descubierto importantes cambios de conducta, e incluso variaciones fisiológicas, en el proceso de apareamiento de la polilla Paysandisia archon (Castniidae). Esta especie de polilla neotropical, que llegó a Europa en el 2001 procedente de Argentina (también habita Uruguay y Brasil), ha modificado las reglas de comportamiento sexual conocidas hasta ahora de las polillas y se comporta como una mariposa diurna.

El comportamiento de estas polillas ya fue descrito como “extraño” por los investigadores que las estudiaron después de que esta especie invasora llegara a Europa por mar, escondida en el interior de palmeras infestadas que eran importadas en grandes barcos de carga. Durante los siguientes 15 años, la especie se extendió hacia el Este a lo largo de la cuenca mediterránea alcanzando países como Bulgaria, Grecia y Chipre, causando estragos considerables en las palmeras en las zonas invadidas.

Hembras y machos se comportan de una forma muy diferente

Los científicos iniciaron estudios más detallados sobre la especie tras percibir que se trataba de una especie de polilla “extraña” ya que los ejemplares adultos (machos y hembras) se comportaban de un modo tan diferente que se parecían más a las mariposas que al resto de polillas.

Los lepidopteros (que aglutinan a mariposas y a polillas) es uno de los grupos de insectos más diverso, con 160.000 especies descritas en la actualidad. Dentro de este gran grupo de insectos y hasta el año 2012, solo se conocían dos estrategias básicas de apareamiento pertenecientes a las mariposas y a las polillas.

En resumen, en el caso de las mariposas (que son mayoritariamente diurnas) los machos utilizan su visión para detectar hembras de su misma especie a cierta distancia y seducirlas. Las mariposas hembras, a su vez, no tienen glándulas de feromona sexual en sus ovopositores y, por lo tanto, no liberan feromonas de largo alcance para atraer a los machos, utilizando sus vistosos colores en el proceso de cortejo.

Por el contrario, en el caso de las polillas (en su mayoría de carácter nocturno), los machos sí utilizan su sistema de olfato para detectar las hembras a cierta distancia, porque estas últimas sí liberan feromonas de largo alcance. Una vez juntos y en estrecha interacción de cortejo, los machos (tanto mariposas como polillas), y en algunos casos también las hembras, liberan feromonas de corto alcance u olores que facilitan o impiden los últimos pasos del cortejo que conducen a la cópula.

Las hembras llaman, los machos seducen

Las mariposas solo utilizan la visión para encontrar compañeros en su entorno luminoso, sin necesidad de producir feromonas sexuales de largo alcance. Por otro lado, las polillas utilizan la estrategia denominada como “las hembras llaman, los machos seducen”, lo que implica la producción de feromonas sexuales de largo alcance.

En dos artículos recientes publicados en 2012 y 2016, el investigador Víctor Sarto demuestra que esta polilla “extranjera”, Paysandisia archon, rompe las reglas conocidas al comportarse como una mariposa.

Entre los comportamientos anómalos descritos destaca que los machos son territoriales y sólo utilizan la visión en la búsqueda de pareja, mientras que las hembras no liberan feromonas para atraer a los machos e incluso han perdido sus glándulas de feromonas (que normalmente se encuentran en el ovopositor) de la misma manera que sucede en las mariposas hembras.

“Todos estos atributos son nuevos y no tienen parangón en el mundo de las polillas, lo que sin duda representa un avance evolutivo en lo que hasta ahora se conocía sobre la comunicación sexual en los lepidópteros”, explica Víctor Sarto quien afirma que esta convergencia evolutiva ha tenido probablemente lugar debido a que estas polillas diurnas están sometidas a presiones evolutivas análogas a las de las mariposas.