Desconocido y con escasa esperanzas de triunfar. Ese era la idea que se tenía del humorista que se presentaba en la segunda noche del Festival de Viña del Mar, Rodrigo González.
Pero todo lo anterior se hizo humo cuando el artista pió el escenario y se echó al bolsillo al público, que desde un inicio se mostró benevolente con él, gracias a chistes sencillos y una que otra alusión a la (mala) clase política.
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Con una rutina que apeló más a reírse de él mismo y de otras situaciones cotidianas, González pudo triunfar con un show de 40 minutos, consiguiendo de paso marcar un peak de sintonía de 37 puntos –alejado de los 42 que la noche anterior registró Edo Caroe–.
“Esto es de verdad increíble. Soy un tipo creyente. Gracias. Si es verdad que cuando uno muere pasa una película en el momento de su muerte, este momento estará en esa película”, dijo a los animadores el comediante en el escenario de la Quinta Vergara.
Rodrigo González se llevó las gaviotas de plata y de oro, situación que lo emocionó y le hizo agradecer al público de la Quinta Vergara.
