Las quemaduras de sol y las insolaciones son dolorosas y poco estéticas, pero sobre todo peligrosas, condición que muchas veces parece ser olvidada por las personas que se exponen a los rayos solares indiscriminadamente durante el verano.

Llegar a padecer cáncer de piel por esta situación es un riesgo latente y, de hecho, bastan sólo dos quemaduras solares en la infancia para aumentar la posibilidad de desencadenar esta enfermedad.

Por lo mismo, y aunque siempre el llamado es a prevenir, el Dr. Rodrigo Loubies, dermatólogo y médico asesor de la Corporación Nacional del Cáncer (CONAC) entrega las siguientes recomendaciones para detectar y recuperarse de las insolaciones y quemaduras de sol.

Síntomas de una quemadura de sol

La primera reacción de la piel es el aumento de temperatura de la misma (se pone más caliente), luego viene el cambio de color, se pone roja, y posteriormente podrían salir ampollas. Puede doler y aumentar la sensibilidad de la superficie de la piel.

En casos severos, a lo anterior podrían sumarse otros síntomas sistémicos, como dolor de cabeza, fiebre, calofríos, dolores musculares, inflamación de zonas mayores, entre otros, que podrían hablar de una insolación.

Cuidados para recuperarse

Si se ha sufrido de quemaduras, la persona no debiera volver a exponerse al sol, prefiriendo lugares techados, frescos y ventilados. Además es importante poner compresas frías para regular la temperatura corporal, analgésicos y beber abundante agua.

En la actualidad también existen muchos productos disponibles para el manejo de las distintas etapas y grados de compromiso de la piel. Estas cremas y geles que refrescan la piel también sirven. No obstante, en caso de daños más severos, se debe recurrir a un centro asistencial.