El presidente boliviano Evo Morales veía diluirse este martes la posibilidad de una nueva reelección, a medida que se consolidaba el No en el escrutinio del referendo, un resultado que podría obligarle a dar un golpe de timón a su gobierno.

A pesar de la tendencia del voto, el mandatario boliviano, que gobierna desde 2006 afincado en el apoyo de una importante base social de indígenas y sectores populares, alberga todavía la esperanza de un triunfo. “Somos optimistas”, dijo a la prensa.

Sin embargo, según el Órgano Electoral Plurinacional (OEP), con el 71% del escrutinio oficial de los votos del referendo del domingo, el No a la reforma constitucional para permitirle un nuevo período obtuvo un 54,86% frente al 45,84% del .

Otro conteo paralelo, efectuado para fines internos por el OEP y que consiste en el envío fotográfico de las actas, da cuenta de un cómputo del 83,3%, en el que va adelante el No con 53,8% frente a un 46,2% del Sí. Este no reemplaza el escrutinio oficial.

Según el analista independiente Andrés Torres, el resultado, por más que triunfe ajustadamente el Sí, “deja a Morales vulnerable a los ataques de la oposición, que buscará que su gestión (que concluirá en 2020) no termine en los mejores términos, para que no pueda volver” pasado un período constitucional, esto es, en 2025.

El politólogo Jorge Lazarte, ex vocal del Tribunal Electoral, considera que el resultado corrobora que “una parte del país (..) le dijo basta”, lo que le obligará a consensuar sus políticas de aquí en adelante.

Aizar Raldes | AFP

Aizar Raldes | AFP

Si se confirma la tendencia del voto, sería la primera derrota electoral directa de Morales en sus 10 años en el poder, aunque en 2015 su partido perdió plazas clave en los comicios municipales.

Este escenario podría replicarse también en su partido, el Movimiento Al Socialismo (MAS), donde se vislumbran “pugnas internas que podrían perjudicar su futuro”, según Torres.

“Morales podría marcar una tremenda pugna” por su sucesión, que “podría debilitar el partido y provocar una implosión con graves problemas al MAS y a los cuatro años de gobierno que aún le faltan”, señaló Torres.

Corrupción vs economía

En las últimas semanas la situación se complicó para el mandatario indígena de 56 años, afectado por un escándalo de supuesto tráfico de influencias en favor de la empresa china CAMC, en la que su ex pareja, Gabriela Zapata, trabaja como gerente comercial.

La firma logró contratos públicos por unos 560 millones de dólares en Bolivia y el caso es investigado en el Congreso. Morales rechazó las acusaciones.

La imagen de Morales ha empezado a desgastarse progresivamente desde el año pasado, salpicada además por un escándalo que involucra a decenas de líderes campesinos, algunos cercanos a él, investigados por un fraude de 2,5 millones de dólares a un fondo de fomento.

Según la consultora de riesgo político Eurasia Group, es “poco probable” que una eventual derrota de Morales provoque “inmediatamente una radicalización de posiciones en el país”.

“Tanto desde el punto de vista político y económico es probable que la trayectoria de Bolivia sea de estabilidad en el corto plazo (..) Tampoco se ve una Bolivia afectada por crisis económica”.

Esto se debe en buena medida a que Morales impulsó el crecimiento de su país tras nacionalizar los hidrocarburos en mayo de 2006, en manos hasta entonces de una docena de compañías extranjeras, y logró así abultar ostensiblemente los ingresos para el fisco.

Morales ya había dejado entrever al diario español El País que su permanencia en el poder podía llegar a su fin. Al ser consultado si sentiría una fuerte decepción en caso de una derrota, respondió: “No, estoy preparado. Con semejante récord, me voy feliz y contento a mi chaco. Me encantaría ser dirigente deportivo”.

En adelante, analistas consideran que Morales – el gobernante con más tiempo en el poder en Bolivia- deberá enfocarse en el gobierno, hasta que finalice su actual mandato en 2020.