El presidente de Bolivia, Evo Morales, espera que el voto leal de sus bases de indígenas y pobres pueda revertir las cifras extraoficiales que lo dan como perdedor en el referendo del domingo sobre una reforma para aspirar a gobernar hasta 2025.

Según el vicepresidente, Álvaro García, Morales “está a la expectativa del proceso” electoral y confía en que los resultados “se modifiquen de una manera drástica debido al voto en el exterior y comunidades alejadas”.

El mandatario, que gobierna Bolivia desde 2006, se pronunciará al respecto este lunes en una conferencia de prensa.

La red de televisión ATB (encuestadora Ipsos) dio un triunfo al No por 52,3%, mientras Unitel (Mori) le otorgó un 51%. El voto por el recabó 47,7% y 49% respectivamente, según datos de un conteo rápido de una selección representativa de las actas de voto.

Los resultados oficiales iban más lentos: el Órgano Electoral Plurinacional (OEP) reportó al 27% que el No se imponía con el 63,51% frente al que registraba el 36,49%, resultados aún insuficientes como para marcar la tendencia final del escrutinio.

El voto duro de Morales está en el área rural, cuyos resultados tardan en llegar, además del voto en el exterior, que según García puede cambiar las cosas en medio punto porcentual.

Aizar Raldes | AFP

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“Confiamos en que los resultados van a ser favorables al MAS (Movimiento Al Socialismo, el partido de Morales) porque es el partido de los pobres, de los humildes, de la gente que vive más alejada y es ahí donde se va a manifestar nuestra fuerza”, sentenció.

El vicepresidente hizo notar que “en estos recuentos rápidos no se toma en cuenta el voto en el exterior, ni las actas de los barrios más alejados ni de las comunidades más alejadas donde el MAS tiene un mayor porcentaje de votación”.

Por ello, dijo, “la victoria se va a definir en las próximas horas” y criticó a la oposición por haber celebrado prematuramente un triunfo sobre datos extraoficiales.

Según el gobierno “estamos ante un clarísimo empate técnico electoral”, añadió García. Y sostuvo tener fundadas esperanzas de que los votos de bolivianos en Argentina y Brasil (cerca de 25.000 sufragios) y de poblados lejanos del altiplano, no contemplados en el recuento rápido, le darán la victoria al Sí.

Unos 6,5 millones de bolivianos votaron en el país el domingo, mientras otros 300.000 en el exterior.

Celebraciones anticipadas

De confirmarse los resultados extraoficiales, sería la primera derrota electoral directa de Morales en sus diez años en el poder, aunque en 2015 su partido ya perdió plazas clave en los comicios municipales. Ello le obligaría a dejar la banda presidencial a inicios de 2020, cuando termine su tercer mandato.

“¡Bolivia dijo no!”
, proclamó un eufórico gobernador de Santa Cruz (este), Rubén Costas, líder de un sector de la oposición, mientras el ex candidato presidencial, Samuel Doria Medina, derrotado dos veces por Morales, estimó: “Hemos recuperado la democracia y hemos recuperado el derecho a elegir”.

Hoy se ha sepultado el proyecto de convertir a nuestro país en un proyecto de un solo partido. Esta es la victoria del pueblo”, señaló Doria Medina, en una rueda de prensa.

En las últimas semanas la situación se complicó para el mandatario de 56 años, quien se ha visto afectado por un escándalo de un supuesto tráfico de influencias en favor de la empresa china CAMC, en la que su expareja Gabriela Zapata trabaja como gerente comercial. La firma logró contratos públicos por unos 560 millones de dólares y el caso es investigado en el Congreso. Morales rechazó las acusaciones.

Oposición dispersa

El analista independiente Jorge Komadina opinó, a la luz de los datos extraoficiales, que el resultado “está mostrando un apoyo importante en las provincias, pero en las ciudades capitales, incluso en las intermedias, una votación sostenida fuerte por el No”.

No obstante consideró que “las fuerzas de la oposición (que reivindican el triunfo del No) son fuerzas dispersas, no tienen un candidato, no son un actor homogéneo que tiene una sola estrategia política sino es un conjunto disperso de sensibilidades, de liderazgos y voluntades políticas”.

La jornada electoral se registró en el marco de “absoluta normalidad”, según la presidenta del Tribunal Supremo Electoral (TSE), Katia Uriona, exceptuando un “caso aislado” en Santa Cruz, donde unos electores molestos por los retrasos quemaron urnas electorales vacías.