En febrero de 2014, el barril de crudo se pagaba todavía a 110 dólares. Ahora el barril de Brent, un tipo de petróleo más liviano, cuesta en torno a los 30 dólares. En realidad, la anomalía era que estuviera tan caro. En la década de los ochenta y noventa, era normal un precio en torno a los veinte euros por barril. El Brent llegó incluso a estar por debajo de los diez euros en 1999. ¿Volveremos a ver precios así? Todavía no lo sabemos, pero sí podemos identificar los factores que han cambiado tan profundamente el mercado del petróleo.

1. Aumento de la producción estadounidense

Entre 2012 y 2015, la extracción de petróleo en Estados Unidos pasó de diez a catorce millones de barriles al día, situándose a la cabeza de productores mundiales de petróleo, adelantando incluso a Rusia y Arabia Saudí. Esos cuatro millones adicionales equivalen a la producción conjunta de Nigeria, Angola y Libia, tres de los grandes productores africanos. El desarrollo de técnicas de extracción como el ‘fracking’ (o fractura hidráulica) han posibilitado este aumento, haciendo accesibles los llamados petróleos de esquisto (por ejemplo, empapados en rocas porosas). Estas costosas tecnologías resultaban rentables con precios tan altos. Ahora ya no tanto.

2. Aumento de la producción en Irak

Casi nadie consignó que Irak fue el segundo país con mayor crecimiento de la producción el año pasado. A pesar de la guerra contra el Estado Islámico, consiguió aumentarla en un millón de barriles diarios (equivalente a la producción total de Argelia, el tercer productor de África), hasta los 4,3 millones a finales de 2015. Extrae ahora más que con Sadam Husein, principalmente de los yacimientos en la relativamente pacífica región autónoma kurda del norte del país.

3. Retorno de Irán tras el embargo

Con el acuerdo nuclear entre Irán y el “Grupo 5 + 1″ (los miembros del Consejo de Seguridad de Naciones Unidas más Alemania) se levantaron en enero la mayoría de sanciones internacionales que pesaban contra el país. Su vuelta a los mercados de petróleo le hará pasar de los tres millones de barriles al día actuales que calcula la OPEP que produce, a 3,3 millones a final de año, según cálculos de la Agencia Internacional de la Energía. Este “petróleo fresco” supondrá más presión sobre los precios internacionales del crudo.

4. Petróleo en aguas profundas de Brasil

Brasil también elevó últimamente su producción sustancialmente. Pasó en dos años de 2,6 millones a 3 millones de barriles al día, con 72 nuevos pozos en 2015 y 87, en 2014, según datos de la OPEP. Aunque mantener este crecimiento será difícil con los precios actuales, ya que la extracción en alta mar es muy costosa. Y además la empresa, con gran participación pública, Petrobras está involucrada en varios escándalos de corrupción y ha tenido que reducir sus planes de inversión.

5. Arabia Saudí lucha por mantener su cuota

En las últimas décadas, Arabia Saudí inclinó siempre la balanza respecto a los precios del petróleo. Con enormes reservas aún no explotadas y capacidad ociosa de producción en las que funcionan, el tercer mayor productor del mundo cuenta con mayor flexibilidad para adaptarse a la demanda y los precios rápidamente sin grandes costes. También podría reducir su producción para subir los precios. Pero incluso con un déficit récord de 89.200 millones de euros en 2015 están decididos a mantenerla. ¿Por qué? Para eliminar a los competidores con mayores costes de extracción (como el petróleo de esquisto), para limitar el beneficio de su archienemigo, Irán, y para desincentivar la inversión en energías alternativas.