El presidente socialista francés François Hollande, muy impopular según los sondeos, tiene previsto anunciar este jueves una remodelación de su gobierno para preparar las presidenciales de 2017.

La salida anunciada el miércoles del jefe de la diplomacia Laurent Fabius, que presidirá el Consejo Constitucional, es el primer cambio de una remodelación que Hollande lleva meses preparando.

Sin embargo se espera que mantenga las principales prioridades de su gobierno así como a su primer ministro, Manuel Valls.

El jefe del Estado, con unos índices muy bajos de popularidad y criticado dentro de su propio campo sobre sus medidas económicas y de seguridad, necesita un impulso si quiere poder presentarse de nuevo en 2017.

“Tiene que ampliar sea como sea su base política”, asegura uno de sus colaboradores cercanos. “No se pueden abordar unas presidenciales sin una familia socialista unida detrás de su candidato ni sin los ecologistas”, asegura.

Pero no será fácil. Parte de los socialistas están descontentos con la llegada de Valls en 2014 y los ecologistas decidieron abandonar el gobierno.

El primer ministro, considerado como un liberal, ha sido criticado por el sector más a la izquierda de su partido por sus medidas a favor de las empresas pero también por su mano dura tras los atentados de 2015.

Símbolo de la desunión, la Asamblea Nacional aprobó el miércoles por la mínima un proyecto de revisión de la Constitución que incluye la polémica medida de retirar la nacionalidad a los franceses condenados por terrorismo.

Sólo 165 de los 287 diputados de izquierda votaron a favor del texto, que pudo ser aprobado con votos de la derecha. Tampoco es seguro que la revisión constitucional sea finalmente adoptada a pesar de que Hollande quería convertirla en símbolo de la lucha antiterrorista.

El presidente también se enfrenta a la presión de algunos sectores para organizar primarias conjuntas de todos los partidos de izquierda, una perspectiva que se complica con el anuncio esta semana de Jean-Luc Mélenchon, de la izquierda radical, de su candidatura en 2017.

“No creo que facilite las cosas para la izquierda y los ecologistas”, dijo el portavoz del gobierno, Stéphane Le Foll.

Seducir a los ecologistas

Para ampliar la base política de su nuevo gobierno, Hollande espera encontrar mejor sintonía con el Partido Radical de Izquierda, que ya participa en el gobierno y cuyo líder, Jean-Michel Baylet, podría obtener un ministerio.

Sin embargo lo tendrá más difícil con los ecologistas. Su enviado especial para la protección del planeta, Nicolas Hulot, muy popular en Francia, rechazó entrar en el gobierno.

Una de las principales incógnitas es quién será el sucesor de Fabius en Exteriores. En los últimos días han circulado los nombres de Ségolène Royal, ex compañera de Hollande, Jean-Marc Ayrault, ex primer ministro, o el del secretario de Estado Matthias Fekl.

Se espera que sí conserve su puesto de ministro de Defensa Jean-Yves Le Drian, un amigo de Hollande, a pesar de que también es presidente de la región Bretaña, contradiciendo la norma que impuso el propio presidente de no ocupar más de un cargo.

Tras una remontada espectacular después de los atentados de noviembre, Hollande ha vuelto a caer en los sondeos y según cifras publicadas esta semana cerca del 75% de los franceses consideran que su reelección en 2017 “no es deseable”.