Durante mucho tiempo se ha sostenido la idea de que el apéndice no es más que un órgano del cuerpo humano que no sirve para nada más que para provocar la dolorosa apendicitis.
Es por esta razón que incluso muchas personas deciden operarse y sacarse el apéndice antes de un largo viaje de vacaciones, por ejemplo.
De acuerdo al sitio especializado en temas médicos Medline Plus, es un pequeño “órgano en forma de dedo que se extiende desde la primera parte del intestino grueso. Se extirpa cuando se inflama (hincha) o se infecta. Esta afección se denomina apendicitis”
Cuando se llega a este punto, el apéndice debe ser extirpado por un especialista ya que “con un agujero (perforado) puede filtrar e infectar toda el área abdominal, lo cual puede ser mortal”
Investigación aporta una nueva mirada del apéndice
A pesar de que la comunidad científica coincide en que el apéndice no cumple una función en nuestro organismo, una reciente investigación respecto a la forma en que las células linfoides innatas actúan para proteger de infecciones en personas con sistemas inmunes comprometidos podría aportar una nueva visión respecto a este órgano.
“Nuestro objetivo en el estudio fue investigar las células linfoides innatas en ratones, y cómo contribuyen a las funciones y protección del intestino”, comentó Gabrielle Belz, del Melbourne’s Walter and Eliza Hall Institute of Medical Research, según consignó el sitio de tendencias Mental Floss.
“Al mismo tiempo, estábamos interesados en saber cómo las diferentes células inmunes impactaron en diferentes partes del intestino”, agregó la experta.
La profesional además sostiene que las células linfoides innatas pueden ser encontradas en “todas las superficies del cuerpo, incluyendo la piel, pulmones, intestino y aparatos reproductores, además juegan un rol importante en la protección del cuerpo de infecciones y responden a agresiones ambientales”
El equipo de Belz trabajó en colaboración con un grupo de investigadores liderados por Eric Vivier del Centre d’Immunologie de Marsella, Francia. Juntos, estudiaron cómo funcionan las CLIs del grupo 3 (uno de los grupos que conforman las células linfoides innatas) durante una infección en el intestino, particularmente la forma en que alteran la protección inmune.
El estudio, publicado en Nature Inmunology, descubrió que en el caso de los ratones, las infecciones de intestino comienzan en el ciego (primera porción del intestino grueso). El equipo infectó a ratones con el patógeno murino (Citrobacter rodentium), y luego removieron las CLIs del grupo 3, que causa las contracciones del ciego e inflamación del colon. Además, descubrieron una “contribución en capas” de cada uno de los diferentes tipos de células inmunes en el ciego del intestino grueso.
“Así, sorprendentemente, lo que ocurrió en el ciego fue que se alteró el balance de las células inmunes significativamente afectadas, sugiriendo que efectos similares podrían ocurrir en el apéndice humano”, ocmentó Belz.
A pesar de que el apéndice no es necesaria para las funciones digestivas en humanos, Belz añadió que las infecciones de este tipo no sólo despejan el intestino de fluidos y nutrientes sino que también de buenas bacterias. La investigación sugiere que estas células linfoides innatas alojadas en el apéndice podrían estar ahí como reservas para repoblar el intestino de bacterias buenas después de una infección.
Además, Belz comentó que cambiando la forma en que es visto el apéndice -de vestigio a ser un órgano integral- podría ayudar a prever operaciones innecesarias. En casos que no sean de emergencia, tratamientos con antibióticos “podrían ser utilizados para calmar la inflamación en el ciego y apéndice”, indicó Belz. Además, sostiene que un apéndice saludable podría ayudar a mantener una microbiota equilibrada.