Miles de personas se manifestaron el domingo en la isla francesa de Córcega, pese a la prohibición impuesta por las autoridades tras dos días de protestas e incidentes racistas.
Después de que el prefecto de la isla, Christophe Mirmand, anunciara que en los Jardines del Emperador, donde ocurrió la agresión contra dos bomberos y un policía que desató la violencia, estaría vigente hasta el 4 de enero una prohibición de manifestarse, miles de personas se congregaban en otras partes de la ciudad de Ajaccio.
“¡Árabes fuera!” y “Esta es nuestra casa!”, gritaron los manifestantes.
“No somos delincuentes, no somos racistas”, señalaban otros participantes.
“Hay que acabar con estos comportamientos, que alteran la imagen de Córcega“, declaró el domingo Mirmand, quien denunció “comentarios ofensivos e inaceptables que incitan al odio y a la xenofobia”.
El viernes, un grupo que se desprendió de una protesta en reacción a la agresión cometida la víspera contra dos bomberos y un policía del barrio popular de los Jardines del Emperador, asaltó y saqueó una sala de rezo musulmán.
Estos disturbios se producen en un clima de tensión provocado por los atentados yihadistas del 13 de noviembre en París, que dejaron 130 muertos.