China adoptó el domingo su primera ley antiterrorista, tras la elaboración de varios proyectos que habían generado fuertes críticas por medidas consideradas atentatorias contra la libertad de prensa o contra el derecho de propiedad intelectual.

El nuevo arsenal legislativo fue aprobado por la comisión permanente de la Asamblea Nacional Popular (ANP, parlamento), pero aún se ignoran sus disposiciones.

Las autoridades del país comunista impulsaron la nueva legislación en un contexto de violencia étnica en la región de Xinjiang (noroeste) y de refuerzo de control de las actividades de grupos disidentes.

La ley se propone “hacer frente al terrorismo interno y ayudar a mantener la seguridad mundial”, afirmó la agencia oficial Xinhua.

En el Xinjiang, el gobierno atribuye a grupos separatistas “terroristas” la multiplicación de incidentes con los uigures, una etnia mayoritariamente musulmana de habla turca.

En materia de control de comunicaciones, los proyectos de ley preveían que las firmas tecnológicas instalasen una “puerta trasera” (backdoor) en los códigos de programación, a fin de que las autoridades pudiesen acceder al sistema.

Esa medida generó críticas tanto de defensores de la libertad de expresión como de empresas extranjeras, temerosas de violaciones de sus derechos de propiedad intelectual.