El conglomerado japonés Toshiba, que intenta recuperarse de un escándalo contable, anunció el lunes pérdidas anuales récord de 4.500 millones de dólares y la supresión de miles de puestos de trabajo, en tanto que sus valores se hundían en la Bolsa de Tokio.
Los inversores se desprendían de sus acciones Toshiba desde primeras horas de la mañana, a causa de un informe publicado el fin de semana que adelantaba las pérdidas. El título terminó la sesión con una caída de 9,80%, pese a que la compañía esperó el cierre antes de confirmar oficialmente esos datos.
La reestructuración anunciada prevé pérdidas anuales de 550.000 millones de yenes (unos 4.500 millones de dólares) en el ejercicio fiscal abril 2015-marzo 2016. Toshiba ya había tenido un año negro en 2008-2009 con la crisis financiera internacional, pero la pérdida entonces no superaba los 343.000 millones de yenes.
También se prevé la supresión de aquí a finales de marzo de 2016 de 6.800 puestos de trabajo en su división Estilo de Vida, que fabrica productos electrónicos y electrodomésticos, así como de 1.000 empleos administrativos.
La empresa, que tiene una plantilla mundial de 200.000 efectivos, ya había anunciado previamente un recorte de 2.800 puestos de su división de chips de memoria.
Además dejará de fabricar televisiones en el extranjero.
Toshiba, mundialmente famosa por sus televisiones y productos electrónicos como ordenadores personales y reproductores de DVD, opera en muchos otros ramos, como las tecnologías de transmisión de electricidad y los equipos médicos.
Las medidas se inscriben en un plan de reestructuración elaborado después de que se revelaran irregularidades en el cálculo de resultados de ejercicios anteriores, un escándalo que llevó a la dimisión del presidente del grupo Hisao Tanaka y de ocho miembros del consejo de administración de esta firma de 140 años de antigüedad.
La compañía admitió que desde la crisis de 2008 había inflado sus beneficios en unos 1.200 millones de dólares.
Desplome bursátil
El presidente ejecutivo de la firma,, prometió el lunes que Toshiba haría cuanto pudiera para “recuperar la confianza de sus accionistas”.
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En lo que va del año, las acciones de Toshiba se depreciaron en casi un 50%.
“Siento una profunda responsabilidad” por lo ocurrido, dijo Muromachi a periodistas.
La autoridad de vigilancia bursátil de Japón anunció hace dos semanas sanciones por 60.000 millones de dólares contra Toshiba.
El conglomerado enfrenta además centenares de demandas judiciales de accionistas engañados. Y presentó por su lado denuncias contra muchos de sus exejecutivos por sus presuntas implicaciones en el escándalo.
Los negocios de Toshiba se vieron seriamente afectados por la crisis financiera global y por el desastre de la central de Fukushima en 2011, que redujo la demanda de energía atómica, impactando en la división de energía nuclear de la firma.
Muchos directivos consideraron entonces que esos “resultados vergonzosos” no podían revelarse. Pero las cuentas trucadas fueron sacadas a la luz por los reguladores de la bolsa, que constataron incoherencias contables.
La calificadora financiera Moody’s degradó el mes pasado la nota de solvencia de Toshiba.