El presidente de Estados Unidos, Barack Obama, insistió este viernes en su voluntad de trabajar con el Congreso para cerrar el centro de detención instalado en la base naval de Guantánamo, en Cuba.
Cabe recordar que esta ha sido una de sus promesas de campaña desde que llegó a la Casa Blanca en 2008.
En una conferencia de prensa, Obama dijo que no asumiría de inicio una negativa del Congreso a un esfuerzo conjunto, pero sugirió que podría actuar mediante decretos tal como lo hizo con medidas de alivio migratorio.
El mandatario estadounidense admitió que “Guantánamo es el imán fundamental en el reclutamiento de yihadistas”.
“No asumiré que dirán que NO”
Obama reveló que presentará al Congreso un plan “sobre cómo podemos cerrar Guantánamo. No voy asumir que el Congreso dirá que no. Pienso que es justo decir que habrá importante resistencia en algunos sectores a esa idea”.
Sin embargo, el presidente adelantó que pretende argumentar que “no tiene sentido” continuar gastando tantos millones de dólares “para tener un ambiente seguro para 70 personas”.
Obama, no obstante, incluyó un delicado alerta a los legisladores, al afirmar que pretende esperar a la eventualidad de que el Congreso diga que no “antes de decir nada definitivo sobre mis autoridades ejecutivas”, sugiriendo claramente la posibilidad de actuar mediante decretos.
“Creo que es preferible si podemos hacer algo con el Congreso. Ustedes ya me van visto actuar sobre migración, no voy a adelantarme en lo que puedo hacer sin el Congreso sin antes probar lo que puedo hacer con el Congreso”, dijo Obama.
De acuerdo con el mandatario, el gobierno ha estado trabajando “sistemáticamente” para reducir el número de personas detenidas en Guantánamo, incluyendo allí un proceso de “revisión de aquellos casos de (personas) elegibles para una transferencia”.
La expectativa de la Casa Blanca, dijo Obama, es que a inicios del próximo año sea posible reducir el número de detenidos en Guantánamo “a menos de 100″ personas.
En el Congreso, la bancada del opositor partido republicano se opone de forma terminante a cualquier proyecto que contemple el cierre del centro de detención mediante el traslado de los prisioneros considerados peligrosos al territorio estadounidense.
Para los republicanos, ese escenario convertiría a los locales de detención de esas personas en eventuales objetivos de ataques, y además permitiría a esas personas la posibilidad de defenderse ante el sistema judicial estadounidense, al que no tienen acceso desde Guantánamo.