José Mourinho rechazó cualquier responsabilidad en los problemas del Chelsea y acusó a sus jugadores de traicionarle tras una nueva derrota en la liga inglesa, ante el Leicester, que deja en la cuerda floja al entrenador portugués.
“Siento que mi trabajo ha sido traicionado”, sentenció Mourinho tras el desastroso partido de los suyos que se tradujo en la derrota 2-1 ante el líder, que hace dos temporadas estaba en segunda división y que la pasada sufrió hasta el final para mantenerse.
“Trabajé cuatro días en este partido y preparé todo lo relacionado con los rivales. Identifiqué cuatro movimientos que usan para marcar casi todos sus goles y en dos de esas situaciones que identifiqué ellos marcaron sus goles”, lamentó.
Nunca un campeón vigente de la Premier League lo había hecho tan mal en la temporada siguiente. El Chelsea es quinto por la cola, con 14 puntos en 16 partidos, a sólo un punto del primer equipo en posiciones de descenso.
La cuarta plaza está ahora a 15 puntos y el portugués descartó alcanzarla y clasificarse para la Champions League, pero no cree que el equipo descienda.
Mourinho lanzó un aviso a los jugadores para las próximas jornadas, empezando por la visita del Sunderland, penúltimo clasificado, a Stamford Bridge el sábado.
“En este momento, los jugadores no piden sentirse superestrellas. Tienen que pensar ‘no soy el jugador del año, no soy campeón del mundo, no soy campeón de la Premier League’”, sentenció, en un mensaje que podía tener como destinatarios, por este orden, al belga Eden Hazard, el español Cesc Fábregas y el resto del equipo”.
“Tienen que mirar a los jugadores del Leicester y sentir que ellos son los grandes jugadores. Tienen que mirar al Sunderland y al Watford y decirse que están al mismo nivel que ellos”, afirmó.
Un problema recurrente
La situación de Mourinho recuerda a la de sus últimos tiempos en el Real Madrid, cuando, tras una buena segunda temporada en que ganó La Liga, vivió una tercera infernal que culminó con su salida del club y estuvo marcada por su enfrentamiento a los pesos pesados del vestuario.
Mourinho, de 52 años, nunca ha entrenado a un gran club una cuarta temporada, ni al Porto, ni al Inter de Milán, ni al Madrid y ni siquiera al Chelsea. Tan solo en su primera singladura en el club londinense, entre 2004 y 2007, el entrenador portugués de 52 años llegó a sentarse en el banquillo un cuarto curso, pero lo hizo apenas unos partidos, antes de dejar el club en septiembre “de mutuo acuerdo”.
Para Fabio Capello, el entrenador italiano, que dirigió al Milán y al Real Madrid, “Mourinho quema a sus jugadores después de un año y medio, máximo dos”.
“Lo oí cuando estaba en el Madrid y ahora lo confirma en Londres”, agregó.
Sin embargo, el propietario del club, el multimillonario ruso Roman Abramovich, podría dar más tiempo a Mourinho a falta de un sucesor de la misma talla, después de que el italiano Carlo Ancelloti descartase volver al club del que fue despedido a media temporada en 2011.
“Cuando Mourinho volvió establecieron un plan a largo plazo. ¿Qué ganarían despidiéndole ahora?”, se preguntó el lunes Frank Lampard, histórico centrocampista del Chelsea.
“Probablemente tampoco acabarían quedando entre los cuatro primeros o los seis primeros. Tampoco creo que bajen a segunda, así que supongo que Roman Abramovich se dice ‘un momento, esperemos a ver qué pasa al final de la temporada’”, añadió.
De momento, el Chelsea está vivo en la Copa y en la Champions League, la gran competición del portugués, donde se medirá en octavos de final al Paris Saint-Germain, su verdugo la temporada pasada.