Dos policías españoles y otros cuatro afganos murieron en un ataque talibán cerca de la embajada de España en Kabul que terminó el sábado con la muerte de todos los asaltantes, después de horas de asedio y de combates nocturnos.
Los talibanes reivindicaron el ataque, diciendo que el objetivo era una casa de huéspedes para extranjeros situada cerca de la embajada.
“Las fuerzas especiales afganas dieron muerte a todos los atacantes involucrados en el ataque terrorista de Kabul”, tuiteó el portavoz del ministerio del Interior afgano, Sediq Sediqqi. “Cuatro policías afganos murieron” en él, añadió.
Este sábado el gobierno español anunció la muerte de un segundo policía, Jorge García Tudela.
“Se trata de la segunda víctima del atentado, junto al policía Isidro Gabino Sanmartín Hernández”, fallecido el viernes, informó en un comunicado el ministerio español del Interior.
“El personal de la embajada de España, entre ellos los funcionarios del Cuerpo Nacional de Policía que integran el destacamento de seguridad, han sido evacuados tras una intervención que se ha prolongado durante varias horas”, agrega.
“La explosión del coche bomba se ha llevado por delante, ha reventado, la puerta del complejo donde está la cancillería y dos edificios que sirven de residencia a nuestros funcionarios”, detalló el ministro español de Exteriores, José Manuel García Margallo.
“Creo que las medidas de seguridad que tienen nuestros militares y desde luego nuestra embajada son máximas”, añadió, insistiendo en que el blanco no era la sede diplomática. “No era un ataque contra nosotros”, había afirmado el viernes el presidente del gobierno Mariano Rajoy antes de un mitin en Orihuela (este del país).
España llegó a tener 1.400 soldados desplegados en territorio afgano en 2003 y actualmente, según datos de la OTAN, cuenta con nueve militares en el país.
El ataque empezó con la explosión de un coche bomba en hora punta al anochecer, que provocó una espesa humareda, y siguió con tiroteos esporádicos.
Horas después, hubo más explosiones y tiroteos en el barrio diplomático, donde las fuerzas de seguridad se enfrentaron a los insurgentes. Según Sediqqi, el último de los asaltantes murió a primeras horas del sábado.
El ataque del viernes coincidió con la visita a Pakistán del presidente afgano, Ashraf Ghani. El mandatario aseguró que retoma con optimismo unas negociaciones de paz con los talibanes, bloqueadas en parte por la desconfianza que existe entre Kabul e Islamabad, que ejerce una fuerte influencia sobre ellos.
Sin embargo, las profundas divisiones surgidas entre los talibanes dificultan el reinicio de estas negociaciones e incluso las ponen en entredicho.
“Los muyahidines progresan rápidamente en el ámbito militar, apoderándose de territorios y destruyendo centros del enemigo”, tuiteó el portavoz de los talibanes Zabihulá Mujahid. “Creer que nos vamos a rendir y a participar en negociaciones es estúpido”, dijo.
Ofensivas múltiples
El ataque de los insurgentes, que multiplican actualmente las ofensivas contra objetivos extranjeros y gubernamentales, tuvo lugar tras un asedio de los talibanes al aeropuerto de Kandahar que duró 27 horas y dejó al menos 50 muertos esta semana.
La operación contra el aeropuerto confirmó su capacidad de ataque a pesar de la llegada del rudo invierno.
En los últimos meses los talibanes cosecharon varios éxitos militares. A fines de septiembre tomaron el control durante algunos días de la capital provincial de Kunduz.
Fue su mayor victoria desde su expulsión del poder por una coalición internacional encabezada por Washington que invadió el país en 2001, poco después de los atentados del 11 de septiembre en Estados Unidos.
Afganistán ha sufrido guerras casi sin interrupción desde 1979, cuando lo invadió la URSS.