El papa Francisco llegó este domingo a Bangui, la última etapa de su gira africana y la más peligrosa debido a la violencia interreligiosa que sacude a la República Centroafricana, donde el pontífice lanzará un mensaje de paz y reconciliación.

Su avión aterrizó hacia las 10:00 horas (09:00 horas GMT) en el aeropuerto de Bangui, cerca del cual han buscado refugio miles de desplazados que huyen de la violencia y buscan la protección de los cascos azules de la ONU.

En las calles que llevan al aeropuerto, se instaló un imponente dispositivo de seguridad para proteger el cortejo del papa, constataron periodistas de AFP.

La conveniencia de mantener esta tercera etapa del periplo africano, tras visitar Kenia y Uganda, fue muy discutida después de que los servicios secretos franceses aconsejaran anularla.

La República Centroafricana, devastada desde 2013 por una guerra civil con tintes religiosos entre las milicias seleka, mayoritariamente musulmanas, y las antibalaka, de mayoría cristiana, registra una fuerte tensión a pocas semanas de las elecciones presidenciales.

Sin embargo, el papa Francisco, que dormirá en Bangui y el lunes partirá hacia Roma, se negó a anular la etapa centroafricana, diciendo con humor que lo único que temía eran los mosquitos.

Los cascos azules de la ONU (10.900 hombres desplegados en todo el país), el contingente militar francés (900 hombres) y la policía centroafricana organizaron un impresionante dispositivo de seguridad en los lugares que visitará el papa.

Entre los más vigilados, figuran el último barrio musulmán de Bangui, el estadio de 20.000 plazas, y el campo de desplazados de guerra de la parroquia de Saint-Sauveur.

“Bangui es una ciudad pequeña” y “si hay una estampida será difícil controlar la situación”, dijo preocupada a la AFP una fuente diplomática.

El ministro de Seguridad, Chrysostome Sambia, dijo por su lado que “estaba sereno”.

“Se hizo todo” para garantizar la seguridad del papa y “no existe una amenaza real”, declaró Sambia, que reconoció sin embargo la existencia de “grupos con malas intenciones en algunos barrios” estrictamente vigilados.

“Se confirma el conjunto del programa” de la visita papal, reiteró el sábado el padre Federico Lombardi, portavoz de Francisco.

Bangui espera la llegada de miles de personas provenientes del interior de la República Centroafricana y también del Congo y de Camerún.

Antes de partir de Roma rumbo a Africa, Francisco había enviado un mensaje vídeo a los centroafricanos diciendo que quería contribuir a “un porvenir más sereno para la República Centroafricana”.

En el mensaje, el papa recordó que iba a abrir en Bangui “con un poco de adelanto” el Jubileo de la Misericordia, un Año Santo Extraordinario que comienza oficialmente el 8 de diciembre y culmina el 20 de noviembre de 2016.

El papa abrirá además en la catedral de Bangui una puerta santa. Se trata de un gesto simbólico tradicional de los Jubileos, que establece que los fieles que pasan por esa puerta ven sus pecados perdonados.

El domingo, después de la apertura de la “Puerta Santa”, oficiará una misa en la explanada de la catedral y confesará a algunos jóvenes.

Antes visitará a la presidenta de la transición, Catherine Samba-Panza, y se reunirá con los dirigentes y el cuerpo diplomático de la República Centroafricana.

También se reunirá con los obispos centroafricanos y mantendrá una entrevista con los representantes de la comunidad protestante.

El miércoles pasado, en el avión que lo llevaba a África, Francisco aseguró misteriosamente que había decidido mantener la etapa centroafricana de la gira porque tenía “una razón particular“, que revelaría durante su viaje de vuelta.