Orozco Rivera Siqueiros: el corazón de México llega al Bellas Artes 42 años después…

José Clemente Orozco, MNBA (c)
José Clemente Orozco, MNBA (c)
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Una exposición notable, por las 76 obras que expone, la puesta en escena -y en contexto histórico- y por retomar la historia de esta exposición truncada por el golpe militar de 1973, es la que se inaugura hoy en el Museo Nacional de Bellas Artes.

José Clemente Orozco, MNBA (c)

José Clemente Orozco, MNBA (c)

Orozco, Rivera y Siqueiros son, sin lugar a dudas, los tres más importantes muralistas mexicanos y artistas centrales en la cultura visual latinoamericana. Además de tener un fuerte contenido político buena parte de sus obras, vinculadas a una acción gubernamental de promoción y validación de la Revolución Mexicana, sus líderes y sus ideales.

En la muestra “Orozco, Rivera y Siqueiros: La exposición pendiente 1973-2015”, el curador venezolano Carlos Palacios recupera la idea original del curador Fernando Gamboa -quien tuvo la triste misión de “salvar” y repatriar las obras en 1973, cosa que ya había vivido en 1948, en Bogotá, tras el asesinato de Gaitán-, de hacer (dentro de una exposición mayor, que incluía 164 obras, además de libros y artesanía) tres exposiciones individuales, correspondientes a cada uno de los tres grandes muralistas.

Diego Rivera, MNBA (c)

Diego Rivera, MNBA (c)

Carlos Palacios ha puesto en escena obras especialmente seleccionadas, usando las rotondas que hay en las esquinas del Museo como espacios para entregar información que permiten poner en el contexto histórico la muestra, hacer un nexo entre la fallida exposición de 1973 y la actual. Así, la muestra queda constituida por las muestras –individuales pero formando parte de un todo- de Orozco, Rivera y Siqueiros y, por otro, por la contextualización, por el “relato” de la exposición que se montó y que debió inaugurarse el 13 de septiembre del 73. Este relato se ha realizado con material del propio Gamboa, de prensa de la época, de archivos de la colección Carrillo Gil y por un documental realizado por Bruno Salas.

Las obras expuestas son muy buenas. Algunas muy reconocibles, como el Prometeo de Orozco o el boceto del Mural de Chillán de Siqueiros. El conjunto entrega una fuerza, una contundencia que permite vislumbrar la potencia de esta rama fundamental del arte mexicano y latinoamericano, como del momento histórico, político y social en el que se desarrolló.

David Alfaro Siqueiros, MNBA (c)

David Alfaro Siqueiros, MNBA (c)

La muestra “Orozco, Rivera y Siqueiros: La exposición pendiente 1973-2015” es una forma de celebrar la reanudación de relaciones diplomáticas entre Chile y México, las que el país azteca había roto después del golpe militar (siendo el primer país en tomar una posición clara de condena contra el régimen militar).

La muestra es, en definitiva, una muestra de la relación fraterna que han tenido ambos países en democracia, en espacial en el ámbito diplomático, económico y cultural.

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Una exposición notable, por las 76 obras que expone, la puesta en escena -y en contexto histórico- y por retomar la historia de esta exposición truncada por el golpe militar de 1973, es la que se inaugura hoy en el Museo Nacional de Bellas Artes.

José Clemente Orozco, MNBA (c)

José Clemente Orozco, MNBA (c)

Orozco, Rivera y Siqueiros son, sin lugar a dudas, los tres más importantes muralistas mexicanos y artistas centrales en la cultura visual latinoamericana. Además de tener un fuerte contenido político buena parte de sus obras, vinculadas a una acción gubernamental de promoción y validación de la Revolución Mexicana, sus líderes y sus ideales.

En la muestra “Orozco, Rivera y Siqueiros: La exposición pendiente 1973-2015”, el curador venezolano Carlos Palacios recupera la idea original del curador Fernando Gamboa -quien tuvo la triste misión de “salvar” y repatriar las obras en 1973, cosa que ya había vivido en 1948, en Bogotá, tras el asesinato de Gaitán-, de hacer (dentro de una exposición mayor, que incluía 164 obras, además de libros y artesanía) tres exposiciones individuales, correspondientes a cada uno de los tres grandes muralistas.

Diego Rivera, MNBA (c)

Diego Rivera, MNBA (c)

Carlos Palacios ha puesto en escena obras especialmente seleccionadas, usando las rotondas que hay en las esquinas del Museo como espacios para entregar información que permiten poner en el contexto histórico la muestra, hacer un nexo entre la fallida exposición de 1973 y la actual. Así, la muestra queda constituida por las muestras –individuales pero formando parte de un todo- de Orozco, Rivera y Siqueiros y, por otro, por la contextualización, por el “relato” de la exposición que se montó y que debió inaugurarse el 13 de septiembre del 73. Este relato se ha realizado con material del propio Gamboa, de prensa de la época, de archivos de la colección Carrillo Gil y por un documental realizado por Bruno Salas.

Las obras expuestas son muy buenas. Algunas muy reconocibles, como el Prometeo de Orozco o el boceto del Mural de Chillán de Siqueiros. El conjunto entrega una fuerza, una contundencia que permite vislumbrar la potencia de esta rama fundamental del arte mexicano y latinoamericano, como del momento histórico, político y social en el que se desarrolló.

David Alfaro Siqueiros, MNBA (c)

David Alfaro Siqueiros, MNBA (c)

La muestra “Orozco, Rivera y Siqueiros: La exposición pendiente 1973-2015” es una forma de celebrar la reanudación de relaciones diplomáticas entre Chile y México, las que el país azteca había roto después del golpe militar (siendo el primer país en tomar una posición clara de condena contra el régimen militar).

La muestra es, en definitiva, una muestra de la relación fraterna que han tenido ambos países en democracia, en espacial en el ámbito diplomático, económico y cultural.