La “familia política” es un fenómeno que se sigue presentando en la zona: entre los Van Rysselberghe, los Ortiz, los Sabag y los Saavedra. Los años pasan, los apellidos quedan.

La “familia política” mostró una vez más su extensión en la zona con la aparición en la cancha de Cristián van Rysselberghe, hermano de la senadora Jacqueline y el diputado Enrique.

Cristián es la alternativa de la UDI para disputar el municipio de Concepción a otro que sabe de apellidos: Álvaro Ortiz, actual alcalde penquista e hijo del diputado José Miguel.

Para qué hablar del asentamiento de los Sabag en Cabrero. Si bien hoy no todos están en ejercicio, actualmente hay un diputado, y en su momento hubo un senador y un alcalde. Faltaban cargos para decir presente.

Existen otros bastiones familiares que pretenden eternizarse en Hualpén: los Rivera, encabezados por Marcelo, su hijo Miguel en el Concejo Municipal y su hermana Betsi buscando alternativas. De hecho la presencia de la familia Rivera se extiende hasta el Consejo Regional, con la esposa del ex alcalde hualpenino, Alicia Yáñez como consejera.

En la vecina Talcahuano, otro apellido comienza a forjar su imperio: los Saavedra, que buscarían asegurar su asiento municipal con otro de los suyos, si es que Gastón opta por una carrera parlamentaria o de intendente.

Familias que algunos, como el presidente de la UDI, Sergio Bobadilla, evitan a toda costa calificar, aun cuando Cristián van Rysselberghe es alternativa de su tienda política, y tiene un plus indesmentible: su hermana.

Con “ropa tendida” en la materia, el senador Alejandro Navarro, ve cómo su hermana buscaría ser candidata municipal en la zona. El parlamentario trata de sacar la discusión del apellido para centrarla en los méritos.

La DC es prolífica en castas, y le sigue la UDI. “No hay que exagerar lo pro familia”, pidió el presidente de RN, Frank Sauerbaum.

Sauerbaum aprovechó de reafirmar que la carta RN a la alcaldía penquista será el actual concejal Héctor Muñoz.

Mientras, discutiendo de “familias”, el diputado Cristián Campos asegura que hay distinciones, con gente que ha estado en el ámbito público, pero claramente el tema es “meritocracia”.

Castas políticas; familias que amarran el poder a sus apellidos y apelan al árbol genealógico para sostener sus coronas.

Ahora la gente decidirá si por sanidad electoral quiere más familiares Van Rysselberghe, Ortiz, Sabag, Rivera o Saavedra, u otro que vaya a surgir. Si no, quizá qué nuevo candidato se forjará en futuros asados familiares, en el cumpleaños de la tía o en el bautizo del sobrino.