Francia intenta este lunes recobrar la normalidad tras los atentados más cruentos de su historia a los que respondió con bombardeos en Siria y redadas en todo el territorio, que sigue bajo amenaza al igual que otros países europeos.

“Sabemos que hay operaciones” que “se preparan, no sólo contra Francia, sino también contra otros países europeos”, advirtió el primer ministro Manuel Valls, que aconseja “prudencia y vigilancia”.

Ante este riesgo, sólo en la última noche se llevaron a cabo 168 registros en el marco del estado de emergencia en vigor desde el viernes que desembocaron en 23 detenciones y la incautación de 31 armas, informó el gobierno. Añadió que en las últimas 48 horas se impusieron “104 arrestos domiciliarios” a individuos fichados por los servicios de seguridad.

La investigación sobre la oleada de ataques seguía concentrada en la identificación de los yihadistas que causaron la muerte de al menos 129 personas en París y alrededores, y en sus conexiones con Bélgica y en Siria.

El lunes, la fiscalía de París anunció la identificación de otros dos kamikazes, uno francés y el otro con pasaporte Sirio que había transitado por Grecia en octubre pasado. De los siete suicidas, ya se conoce la identidad de cinco.

El primero, Omar Ismail Mostefai, nacido en un suburbio de París, estaba fichado por los servicios de inteligencia franceses. Otros dos, Bilal Hadfi (de 30 años) y Brahim Abdeslam (de 31), eran franceses residentes en Bélgica.

Los vínculos con Bélgica están ahora claros. Los atentados “fueron preparados en el extranjero” y movilizaron a personas “situadas en el territorio belga y que quizá tuvieron, la investigación lo dirá, cómplices en Francia”, indicó el domingo ministro del Interior francés Bernard Cazeneuve.

Siete personas están detenidas en Bélgica, donde la investigación se centra en el barrio de Molenbeek de Bruselas, considerado como una encrucijada de yihadistas en Europa. Allí se lanzó este lunes una nueva operación policial, constató la AFP.

Los investigadores tratan de aclarar también las conexiones con Siria, donde parecen haber estado varios de los sospechosos.

Apenas 48 horas después del drama, aviones franceses lanzaron el domingo 20 bombas en Raqa (norte de Siria), bastión del grupo Estado Islámico (EI), que reivindicó los atentados. Destruyeron un campo de entrenamiento y depósitos de armas, según las autoridades francesas.

Después de un fin de semana de estupor y duelo, los franceses tratan el lunes de reanudar sus actividades habituales en un contexto de vigilancia reforzada.

“Estoy mucho más asustada que en enero”, cuando otra oleada de atentados contra la revista satírica Charlie Hebdo y un supermercado judío causaron 17 muertos, declaró a la AFP Marion, una mujer de 38 años que acompañó a sus hijos al colegio. “Pero hay que sobreponerse”, añadió.

Minuto de silencio

Los colegios reanudaron las clases el lunes por la mañana y los museos, teatros y otros establecimientos culturales reabrirán sus puertas a las 13:00 locales (09:00 en chle) tras permanecer cerrados todo el fin de semana.

El país se paralizará al mediodía con motivo de un minuto de silencio en homenaje a las víctimas de los atentados, cometidos en la sala de conciertos El Bataclan, el Estadio de Francia, bares y restaurantes céntricos.

Además de los 129 muertos, 103 de los cuales ya han sido identificados, 350 personas resultaron heridas en estos ataques, los primeros perpetrados por suicidas en el país.

En el plano político, el presidente François Hollande consultó el domingo a los líderes de la oposición y este lunes se dirigirá a los diputados y senadores reunidos en Congreso en Versalles a las 12:00 (hora de Chile) , con el objetivo de “unir la Nación”.

Los testimonios de solidaridad internacional con Francia continúan en el mundo entero, con banderas a media asta, monumentos iluminados y concentraciones de apoyo popular en numerosas ciudades.