Volar en primera clase es el sueño de muchos. Y hacerlo en un avión de Emirates Air, la aerolínea más grande de medio oriente, probablemente aumente aun más este deseo. Sin embargo el alto costo de estos ticket limita su acceso a un pequeño porcentaje de la población.
Sam Huang, de 26 años, es originario de Pasadena, Estados Unidos, y es un amante de los viajes que cuenta sus experiencias a través de un blog personal.
De acuerdo al sitio Business Insider, este joven logró gran notoriedad mundial luego de que consiguiese viajar en primera clase de Emirates Air, además de conocer 11 ciudades en 7 países y en 5 continentes. Esta travesía, que debió costarle 60 mil dólares (unos 41 millones de pesos chilenos) le salió prácticamente gratis.
A pesar de que no tenía ningún destino estipulado, logró conocer Singapur, Australia, Nueva Zelanda, Dubai, Italia, Mauricio (en áfrica) y Estados Unidos.
En todos estos lugares fue documentando sus odiseas para luego subirlas al sitio, que ha obtenido gran éxito en la web. No sólo eso: en cada destino pudo disfrutar de ventajas dignas de celebridades de Hollywood: salones privados, comidas exclusivas e incluso pudo hacer filas exclusivas en los controles migratorios.
Y eso fue en tierra, ya que en el aire el asunto estuvo incluso mejor: además de acceso a todo tipo de comidas y bebidas, pudo compartir algunos tragos en dos bares e incluso tomarse unas duchas, el asiento podía reclinarse hasta el punto de convertirse en una verdadera cama.
A pesar de que lo anterior significaría un desembolso millonario de dinero, que no cualquiera puede pagar, Sam gastó cerca de 300 dólares (unos 207 mil pesos chilenos), principalmente debido a hospedajes en algunos hoteles.
Es entonces cuando nace la evidente pregunta: ¿cómo lo hizo?
El astuto aventurero recurrió a un vacío legal. Lo primero que hizo fue sacar cerca de 15 tarjetas de créditos que tuvieran beneficios en programas de millas con Alaska Airlines (que está asociada a Emirates Air).
Fue ahí cuando sacó el mayor provecho de la ambigüedad en la ley, ya que descubrió que si sus estancias de una noche no duraban más de 24 horas, podía seguir viajando con el mismo pasaje. De esta manera, se preocupó de realizar el viaje mediante muchas paradas en diferentes ciudades.
Sam confiesa que durante la primera salida tuvo un poco de miedo a que le descubrieran, pero se tranquilizó cuando los funcionarios del aeropuerto le señalaron: “bueno, si la computadora te dejó hacerlo…”
Luego de terminado su peculiar viaje, el joven recomienda no abusar del sistema y sacar muchas tarjetas de crédito si es que no se tiene un buen historial financiero.
A pesar de que luego de hacerse público su caso, Alaska Airlines ya no deja hacer lo que él hizo, lo de Sam sirve para reflexionar y recordar de vez en cuando que gracias a un poco de investigación y dedicación, se puede aprovechar de muchas ventajas que para el común de las personas siguen escondidas.