Pescadores y recolectores de algas de las comunas de Lota y Coronel presentaron demandas por daño ambiental en contra de la empresa Colbún, la cual opera la termoeléctrica Santa María. La acción legal advierte de una catástrofe ecológica de proporciones al haber botado la central 330 toneladas de químicos.

Son dos demandas ingresadas en el Tercer Tribunal Ambiental de Valdivia, ambas patrocinadas por el abogado Jorge Congreve. Una es en representación de 10 organizaciones de pescadores, orilleras, algueras y charqueadores de Coronel, en tanto, la segunda es de seis agrupaciones de trabajadores del mar de la comuna de Lota.

La acción legal señala que los santiaguinos usan energía moderna y limpia, mientras los habitantes del litoral de la octava región se quedan con las externalidades del proceso productivo.

Afirma que esto ha puesto a la pesca artesanal en un punto de inflexión y probablemente de no retorno, de no protegerse los recursos naturales que han permitido su subsistencia.

En este sentido, asegura la demanda que la central termoeléctrica Santa María está emitiendo en mayores concentraciones a lo que establece la norma, y cuyo funcionamiento genera un proceso continuo y permanente de depósito de material particulado en los suelos de Coronel y Lota.

Pedro Salazar, representante de la Asociación gremial de pescadores de Coronel, señala que Colbún debe responder por el daño causado.

Las demandas de pescadores de la zona contra Colbún indica que los metales pesados emitidos por la central son venenos que sobrepasando los máximos permitidos, pueden eliminar la flora y fauna. Asegura que hay casos de decoloración de la piel en Lota entre algueras, además de un aumento de casos de asma y enfermedades respiratorias.

Cabe destacar que la empresa mediante un comunicado se defendió, indicando que las acusaciones respecto a las toneladas de químicos que se habrían botado en el complejo y que generarían emisiones en mayores concentraciones a la norma, son falsas e infundadas.

En esa misma línea Colbún reiteró su disposición al diálogo, abriendo las puertas a la comunidad coronelina.

Revisa a continuación detalles de lo indicado por la empresa.

Desde su entrada en operación comercial, en agosto de 2012, el Complejo Santa María ha tenido 107 fiscalizaciones, sin recibir multas ni observaciones relevantes, lo que demuestra su cumplimiento con la normativa legal vigente.

El Complejo Santa María fue diseñado y construido con tecnología moderna para abatir sus emisiones. Dispone, por ejemplo, de un precipitador electroestático de última generación en materia de abatimiento, que retiene por sobre el 99,99% del Material Particulado. Es así como Central Santa María emite 45 veces menos de Material Particulado que el permitido por la nueva Norma para Centrales Termoeléctricas.

La Central Santa María I fue la primera en su tipo en certificar su sistema de medición de emisiones (CEMS, sigla en inglés).

El nivel de Material Particulado en Coronel se ha mantenido estable y con tendencia a la baja durante los últimos años. Con un inicio de operación de la Central Santa María en agosto de 2012, los monitoreos de las estaciones de calidad del aire de Coronel evidencian que el nivel de material particulado incluso bajó de 2012 a 2013 y nuevamente de 2013 a 2014.

En este sentido, las concentraciones de contaminantes no dependen de la operación del Complejo. Por ejemplo, los peaks de concentraciones se han registrado en años anteriores a la entrada en operación del complejo.

En cuanto a metales pesados, y tal como se informó a la comunidad en la última cuenta pública de la Central, la medición de las emisiones muestra que la presencia de mercurio es 200 veces inferior a la norma chilena (DS13).