La falta de médicos en los consultorios es crítica y cada día aparecen casos que representan a cientos de usuarios que llegan al sistema público esperando ser atendidos.

Hay un “juego perverso” en la salud en nuestro país y tiene su origen en la falta de médicos.

“No hay doctor”, “Vuelva mañana”, “Váyase al hospital”, son expresiones que más de alguna vez se ha escuchado en los consultorios de la zona.

Dalila Salazar lo conoce en “carne propia”. Vive junto a su mamá de 87 años, postrada, con una neumonía tan crítica que esta angustiada mujer ha rogado por una visita, porque sabe que ella poco puede resistir en su estado.

“No hay médico señora, qué quiere que le hagamos” – le dijeron en el Consultorio Víctor Manuel Fernández.

Pero es su mamá… y no la dejará.

Consultada por esta realidad, la subdirectora clínica del Cesfam Víctor Manuel Fernández, Carmen Gloria Tibau, contestó que los médicos no les sobran y si es una urgencia, la paciente debe dirigirse al Hospital Regional.

Pero en el Regional dicen que las urgencias no vitales en lo inmediato deben atenderse en el Cesfam, y aunque a usted le parezca increíble, la visita a los postrados corresponde a una vez al año.

¿Se imagina, para una persona incapacitada de moverse -por lo general adultos mayores- con una sola revisión en 365 días?

Hay una cuestión matemática que no cuadra, explican en el consultorio, desnudando la realidad de la salud en nuestra atención primaria, que tiene su origen en la crítica falta de médicos.

Hoy para una población de más de 40 mil habitantes, el Víctor Manuel Fernández cuenta con 13 médicos, que deben turnarse entre la atención en el recinto y los 440 postrados de su jurisdicción.

Sólo 8 de estos doctores tienen 44 horas, el resto se divide entre los de 33 horas y hasta hay algunos con 22 y 11 horas. Insuficientes.

Y les falta un cupo por llenar hace un mes. Están los recursos, el cargo listo y no hay interesados. En el recinto cuentan que la rotación es intensa, y los recién egresados duran poco y nada antes de irse a buscar lo que consideran mejores opciones.

En una hora un galeno atiende a un postrado y en el mismo tiempo a mínimo 4 pacientes en consulta en el establecimiento. Adivine por cuál se opta prioritariamente.

Porque este es el juego perverso de nuestra salud, la decisión entre el que tiene atención y el que no, un dedo romano en el Coliseo de los que viven y los que mueren.