Si dentro de los próximos diez días no se resuelve la postergación del Centro de Diagnóstico y Tratamiento de La Serena más de setenta médicos del hospital serenense renunciarán a contar del primero de noviembre.

Esta medida fue adoptada luego de que la ministra de Salud, Carmen Castillo, admitiera que no hay recursos para construir el centro de salud.

Óscar Alarcón, miembro del Colegio Médico, reconoce que es una de las decisiones más drásticas que han tomado en este último tiempo, ya que, de hacerse efectiva el hospital tendría que funcionar con menos de veinte profesionales.

“Teníamos la esperanza en el CDT porque eso significaba mejorar las condiciones de trabajo, resoluciones en patología, tener más pabellones y más personal. Pero todo esto fracasó, lo que significa que tampoco tendremos la posibilidad de mejorar las atenciones hospitalarias”, afirmó.

Aclaró que esta medida de presión es consecuencia de la escasa voluntad que ha tenido el Gobierno para revertir la decisión que tomó el Ministerio de Hacienda, al excluir del presupuesto de la nación los recursos del CDT.

“Hay que entender que el hospital de La Serena es del año 1945 y en el país no existen cinco recintos de esa edad. Por lo tanto es urgente renovar la infraestructura hospitalaria”, sostuvo.

Alarcón reconoce que la postergación obedece a decisiones políticas y no técnicas, ya que todos estarían de acuerdo con su concreción. “En el fondo la decisión de irnos obedece a una medida de presión hacia el sector político. El Ministerio de Hacienda da un presupuesto a Salud y son ellos quienes priorizan y claramente salud no priorizó al CDT”.

El profesional descarta que la emergencia que está atravesando la región de Coquimbo sea la causante de la postergación de la obra, ya que desde agosto que se vendría postergando la licitación. “El terremoto sólo vendría a reafirmar la decisión de que no hay que hacerlo”, señaló Alarcón.

Sergio Soler, presidente del Capítulo Médico del Hospital de La Serena, reconoce que es una medida drástica pero sostiene que era la última instancia que les quedaba para tratar de revertir la decisión del nivel central.

“Estamos en una etapa donde se está dando un diálogo de sordos. No tenemos más opciones que la renuncia y el no funcionamiento del hospital. Que quede claro que no será una renuncia con elástico, no vamos a estar en negociaciones, porque la única manera de destrabar esto es a través del Ministerio de Hacienda, quien podría reponer los recursos”.

Los profesionales aclaran que no están solicitando los 57 mil millones de pesos que se necesitan para su construcción, sino que diez mil millones de pesos para llamar a licitación.

Más que un edificio

Los profesionales explican que el anhelo de contar con un CDT no radica sólo en la necesidad de poseer un edificio más moderno, sino que en la posibilidad de habilitar salas para áreas que actualmente se encuentran hacinadas o para servicios que actualmente se encuentran externalizados por falta de espacios, como sería el centro de diálisis.

“También traería pabellones quirúrgicos ambulatorios, lo que permitiría descongestionar las listas de esperas. Por lo tanto no realizar el CDT significa no normalizar el hospital. En los lugares físicos donde está actualmente la parte ambulatoria ahí se edificaría una torre de hospitalización”, señaló Alarcón.

Su par, Soler, quien lleva quince años trabajando en el hospital, señala que la demanda va en directo beneficio de los pacientes, quienes a diario deben padecer de las incomodidades que significa atenderse ahí. Por ello agrega que se encuentran en estado de alerta y que a contar del próximo lunes comenzarán con movilizaciones.

“Esperamos contar con el apoyo de toda la comunidad porque esto va en beneficio de ellos. Han sido largos años de reuniones, de darse la mano y de compromisos por parte de las autoridades y nuevamente, el hospital ha sido postergado”, indicó.

Los profesionales explican que los únicos profesionales que quedarán en el hospital son aquellos que atienden las unidades críticas -intensivos, neonatología, coronaria, entre otras- que son turnos de 24 horas, “pero todo el resto de las especialidades (servicio de pabellón, imagenología, urología, otorrino, oftalmología) van a quedar sin médicos”.

Por su parte, el doctor Manuel Córdova, integrante de la mesa local, señala que la postergación del centro de salud sólo acrecentaría la desigualdad que hay entre el hospital de La Serena y el de Coquimbo.

“Se dice que todos somos iguales, pero claramente dentro de una misma región tenemos ciudadanos clase A y de clase B. La frustración es tan profunda que el ánimo es bastante negativo, porque consideramos que el CDT es una herramienta para poder mejorar la calidad”, enfatizó.