El domingo por la tarde, Franz Beckenbauer habló por primera vez sobre las acusaciones de que la Copa del Mundo de 2006 había sido comprada.

“No he ordenado ningún pago a nadie para que su voto en la adjudicación del Mundial fuera para Alemania”, dijo el que entonces era presidente del Comité Organizador. “Y estoy seguro de que tampoco lo ha hecho ningún otro miembro del Comité de la candidatura”, aclaró Beckenbauer sobre su gestión.

El presidente del la Federación Alemana de Fútbol (DFB), Wolfgang Niersbach, había anunciado acciones legales contra Der Spiegel y se refirió a las acusaciones como “fabulaciones”.

“Les puedo asegurar que en relación a la candidatura y la concesión de la Copa Mundial de 2006 la Federación no tuvo, definitivamente, ninguna ‘caja negra’, ni el Comité de la Candidatura ni el posterior Comité Organizador tampoco”, afirmaba el directivo de 64 años en un vídeo publicado en la página web oficial de la DFB.

La Fiscalía comprueba las sospechas iniciales

A la vista de las graves acusaciones la oficina del fiscal de Frankfurt inició las pesquisas para determinar si hay pruebas suficientes para abrir una investigación penal.

Como posibles delitos, citó una portavoz oficial el de fraude, malversación o el de corrupción. Se trata sólo de un “proceso de observación”.

Interviene la política

Dado que las acusaciones permanecían en el aire, tanto el ministro federal de Relaciones Exteriores, Frank-Walter Steinmeier, como el presidente del Comité Olímpico Internacional (COI), el alemán Thomas Bach, recomendaron a la DFB un rápido esclarecimiento del asunto, mediante la apertura inmediata de una investigación. “En interés del deporte, del fútbol, pero también en interés de todos”, dijo Steinmeier.

“Thomas Bach parte de la base de que, en interés del fútbol, se debe llevar a cabo una investigación rápida y completa de las denuncias”, respondió el vocero para Alemania del COI, Christian Kaue, preguntado por la agencia de noticias especializada en deportes SID.

El antiguo ministro del Interior Otto Schily, por su parte, no ve evidencias de soborno. “Como miembro del Comité Organizador de la Copa del Mundo no tuve en ningún momento noticia alguna que pudiera levantar la sospecha de que existiera una ‘caja negra”, declaró al periódico Bild am Sonntag. Y remitió al ex presidente de la DFB, Zwanziger: “Cualquier pago de la Federación, incluida toda la contabilidad, hubiera sido meticulosamente comprobado por el entonces tesorero, el señor Theo Zwanziger”, dijo Schily.

Zwanziger bajo presión

Si hubiera algún pago dudoso de la DFB a la FIFA, “la responsabilidad recaería sobre la FIFA y no sobre el Comité Organizador”. “Dado que Theo Zwanziger, como posterior miembro del Comité Ejecutivo de la FIFA, sin duda tenía acceso a sus cuentas, podrá ofrecer más información”.

También el veterano ex director de Comunicación de la FIFA y conocedor de sus entresijos, Gido Tognoni, trajo a colación el nombre de Zwanziger: “Es sabido que Wolfgang Niersbach y su predecesor, Theo Zwanziger, no son muy íntimos. Llama la atención que Zwanziger se salve en Der Spiegel. La fuga podría estar, con todas las reservas del mundo, en Theo Zwanziger”.

El domingo por la tarde, Zwanziger se defendió por boca de su abogado Hans-Jörg Metz contra tales “aventuradas acusaciones”.

¿Para qué fue ese dinero?

Der Spiegel había informado de que la Copa del Mundo se habría, presumiblemente, comprado.

El Comité de la Candidatura habría establecido un fondo secreto para sobornos con 10,3 millones de francos suizos –entonces 13 millones de marcos– aportados por el ex director de Adidas Robert Louis-Dreyfus. Con el dinero, se habrían asegurado los votos necesarios.

La candidatura de Alemania venció la votación de la FIFA por doce votos contra once contra la de Sudáfrica.