Las fuerzas del régimen sirio, ayudadas por sus aliados rusos e iraníes, avanzaban el sábado en el norte del país, pero encontraban fuerte resistencia en el centro, en el undécimo día de ofensiva terrestre para recuperar terreno en manos de los rebeldes.

El primer ministro ruso, Dmitri Medvedev, afirmó, para justificar la intervención militar en Siria, que Moscú busca proteger ahí sus “intereses nacionales” y que no espera que es país siga dirigido por el presidente Bashar al Asad.

El viceministro iraní de Relaciones Exteriores, Hosein Amir Abdollahian, declaró el sábado que su país reforzará la presencia de sus asesores militares en Siria para ayudar a Damasco en su lucha contra el “terrorismo”.

“Tenemos asesores militares en Irak y Siria a petición de los Gobiernos de ambos países (…) Vamos a reforzar nuestra ayuda a Siria en términos de asesoría para luchar contra el terrorismo”, precisó Amir Abdollahian.

El vicecanciller puntualizó que Irán no tiene “combatientes en el terreno”, según la agencia Isna.

Según el Observatorio Sirio de los Derechos Humanos (OSDH), las fuerzas coaligadas del ejército, las milicias pro-régimen, del Hezbolá libanés y combatientes iraníes e iraquíes tomaron en 24 horas cinco pueblos y colinas de la provincia de Alepo y se encontraban cerca de la localidad estratégica de Al Hader.

“La toma de esta localidad, situada 25 km al sur de la ciudad de Alepo, facilitaría garantizar la seguridad de una línea de suministro del ejército entre la provincia de Alepo y la de Hama”, más al sur, explicó a la AFP su director, Rami Abdel Rahmane.

La provincia de Alepo está casi toda en manos del Frente Al Nosra, la rama siria de Al Qaida, y sus aliados islamistas, o de los yihadistas del grupo Estado islámico (EI). El régimen solo controla una carretera por donde suministra pertrechos a los barrios de Alepo bajo su control.

Según el OSDH, desde el viernes murieron 17 rebeldes y ocho miembros de las fuerzas del régimen. Los combates obligaron a 2.000 familias a huir de sus casas.

Maamun al Jatib, que dirige la agencia de oposición Shahba Press en Alepo, afirmó a la AFP que los aviones rusos llevaron a cabo 80 ataques en el sur de Alepo desde el viernes por la mañana.

¿Nueva base para los rusos?

Un responsable estadounidense sostuvo que cerca de 2.000 iraníes o combatientes apoyados por Irán, como los de Hezbolá o de los grupos iraquíes, participan en la ofensiva cerca de Alepo.

Según él, mientras los iraníes y sus grupos afiliados apoyan las fuerzas sirias en tierra cerca de Alepo, los rusos ayudan por aire al ejército para rodear a los rebeldes en la provincia de Idleb (noroeste), desde las provincias de Hama en el este y de Latakia en el oeste.

En la provincia de Alepo, las fuerzas del régimen buscan también romper el cerco impuesto por EI al aeropuerto militar de Kweires, al apoderase de una nueva localidad que está, según una fuente militar, a 6 km de la base.

Si tienen éxito en su operativo, este aeropuerto podría ser puesto a disposición de la aviación rusa, actualmente instalada al sur de Latakia, según la OSDH.

Por el contrario, en la provincia central de Homs, el ejército enfrenta una fuerte resistencia de los rebeldes alrededor de Talbissé.

“La aviación rusa ha llevado a cabo varios ataques contra Talbissé (…). Violentos combates se llevan a cabo en los alrededores de esta localidad”, situada 10 km al norte de Homs, según la OSDH.

En Homs, los ataques rusos y los bombardeos del régimen han causado desde el jueves 72 muertos, de los cuales cerca de la mitad son civiles, agregó la ONG.

El ejército afirmó el sábado que atacó 49 objetivos en las últimas 24 horas en Idleb, Hama, Alepo, Latakia y alrededor de la capital, y que sigue utilizando drones, mientras el gobierno turco dice que derribó un aparato no identificado cerca de la frontera siria.

Rusia dice que bombardea a grupos “terroristas”, entre ellos EI, pero los estadounidenses, europeos y turcos, opuestos a Bashar al Asad, acusan a Rusia de tener como objetivo antes que todo a grupos rebeldes calificados de “moderados”.

Iniciada en marzo de 2011 con una revuelta popular brutalmente reprimida, el conflicto en Siria se convirtió en una guerra muy compleja con múltiples actores, causando más de 250.000 muertos. Al menos cuatro millones de sirios huyeron del país.

A la vista de esta situación, 84 obispos británicos escribieron al primer ministro David Cameron para pedirle que acoja a 50.000 refugiados sirios a lo largo de los próximos cinco años.

“La respuesta del Gobierno parece cada vez más inadaptada a la magnitud y gravedad del problema”, deploró el obispo de Durham, Paul Butler, en nombre de la congregación.