Los incendios en el oeste de Estados Unidos en 2015 son ya los más devastadores desde 1960. Más de 4,5 millones de hectáreas ardieron a lo largo de este año según el Centro de incendios de la coordinación de agencias nacionales (NFTC por su sigla en inglés).
Se espera que el vasto terreno quemado, mayor que el territorio continental de Dinamarca, aumente en lo que queda de año, pero 2015 ya se ha convertido en el primer año en los últimos 55 en sobrepasar los cuatro millones de hectáreas, según los datos del NFTC.
51.110 incendios fueron los causantes del daño, una cifra que contrasta con la de octubre de 2006, última vez que se quemaron más de 3 millones de hectáreas. En esa ocasión se contabilizaron 84.578.
Pero el NIFC reveló datos aún más preocupantes a largo plazo: desde 1960 y hasta principios de los 80, Estados Unidos tuvo más de 100.000 incendios cada año, aunque nunca se quemaron más de 2,2 millones de hectáreas.
Entre 2000 y 2014 el número de incendios superó los 90.000 en tan sólo dos ocasiones, pero en nueve de esos años el terreno quemado superó las 2,2 millones de hectáreas.
Este aumento de “mega incendios” más dañinos ha sido atribuido a prácticas de gestión de incendios, un número cada vez mayor de casas cerca de los principales bosques y, especialmente, a unas estaciones cada vez más calurosas y secas.
Unos efectos que han sido más visibles este año, con incendios que han devorado la seca California y el oeste del país.
Los 4,5 millones de hectáreas quemados en 51.110 incendios hacen una media de 89 hectáreas arrasadas por incendio, dos veces mayor que a estas alturas del año durante la década pasada, según indicaron analistas del NIFC a la AFP.